“Siempre se deja uno las golosinas
preferidas para el final”, para degustarlas lentamente, sintiendo todo el sabor
recorrernos la boca y los sentidos; igual hacemos algunos con otro tipo de
comida, dejamos lo mejor al final para quedarnos con un sabor de boca que nos
guste (aunque una vez me pasó que mi pareja de ese entonces se comiera eso que
yo había apartado en el plato, lo tomó así sin avisar, pum, se lo comió ante mi
estupefacción. Cuando le reproché lo que había hecho me dijo calmadísima, “pensé
que no lo querías y por eso lo habías apartado”. Suele pasar.).
Esta frase viene de un diálogo con dos
amigos a propósito de un texto sobre la vida, creo que sobre eso va. La cosa es
que se guarda uno las mejores golosinas para comérselas luego, pero ¿y si ya no
llegamos a ese luego? Pudiera cagarse de risa la vida a costillas nuestras
cuando hemos dejado “eso” para un después que no ha llegado.
También puede pasar.
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