domingo, 17 de septiembre de 2017

de la pasión humana


–Una pasión es una pasión. El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar Benjamín. No puede cambiar de pasión.  “El secreto de sus ojos”

La pasión humana llamada amor. Dice mi amiga Sofía que sobre eso escribí hace unos días. Creo que sólo son ciertas puntualizaciones sobre el asunto. Otra verdad (aparente) es que el universo del ciberespacio conspiró con mis musas para llevarme a escribir eso, porque no sólo leí la frase que detonó la idea de escribir, sino el haber también ledo ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽io conspiras cosas, petambiir eso, porque no serdad (aparente) es que el universo del ciberespacio conspiras cosas, peído los recientes posteos de Mirella y de la misma Sofía se confabularon, cómplices; o será tan sólo que el amor deambula por el ciberespacio. Love is in the web.

La cosa es que si el amor es una pasión humana, de hecho, la pasión humana, y al parecer no se puede renunciar a nuestras pasiones, entonces todos esos que dicen que ya no se enamorarán, ni volverán a amar, ni siquiera a querer (y ya el príncipe nos educó al respecto) son unos viles mentirosos. Enclenques que portan el disfraz musculoso del insensible, pequeños chapuceros que no engañan a nadie.

Porque sí, están solos, seguramente desde hace muchos años, pero esa soledad, en la mayoría de los casos no es escogida, se asume ante la falta de esa alma afín que quiera tomar su mano mientras caminan hacia cualquier lado. También se sorprenden soñando con esos si…, y quizá después se sientan imbéciles por fantasear de tal manera, pero no creo que ilusionarse y desear y anhelar e imaginar posibilidades felices sea algo que el alma humana pueda evitar.

¿Quién puede evitar sentirse feliz cuando esa linda muchacha le ha sonreído en el trasporte público?


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