–Una pasión es una pasión. El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa,
de familia, de novia, de religión, de dios. Pero hay una cosa que no puede
cambiar Benjamín. No puede cambiar de pasión.
“El secreto de sus ojos”
La pasión humana llamada amor. Dice mi
amiga Sofía que sobre eso escribí hace unos días. Creo que sólo son ciertas puntualizaciones
sobre el asunto. Otra verdad (aparente) es que el universo del ciberespacio
conspiró con mis musas para llevarme a escribir eso, porque no sólo leí la
frase que detonó la idea de escribir, sino el haber también leMirella y de la misma Sofía se
confabularon, cómplices; o será tan sólo que el amor deambula por el
ciberespacio. Love is in the web. ído los recientes posteos de
La cosa es que si el amor es una pasión
humana, de hecho, la pasión humana, y al parecer no se puede renunciar a
nuestras pasiones, entonces todos esos que dicen que ya no se enamorarán, ni
volverán a amar, ni siquiera a querer (y ya el príncipe nos educó al respecto)
son unos viles mentirosos. Enclenques que portan el disfraz musculoso del
insensible, pequeños chapuceros que no engañan a nadie.
Porque sí, están solos, seguramente desde
hace muchos años, pero esa soledad, en la mayoría de los casos no es escogida,
se asume ante la falta de esa alma afín que quiera tomar su mano mientras
caminan hacia cualquier lado. También se sorprenden soñando con esos si…, y
quizá después se sientan imbéciles por fantasear de tal manera, pero no creo
que ilusionarse y desear y anhelar e imaginar posibilidades felices sea algo
que el alma humana pueda evitar.
¿Quién puede evitar sentirse feliz cuando
esa linda muchacha le ha sonreído en el trasporte público?
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