martes, 2 de agosto de 2016

hermosos dibujos


Leyendo el último texto publicado por Gavrí Akhenazi, ilustrado por un muy bello dibujo realizado por su pequeño hijo, me trajo instantáneo un dibujo hecho  por mi hijo hace ya un poco más de cinco años. Un dibujo que tengo aquí en la mesa en la que escribo y que he mirado no sé cuántas veces, un dibujo que hizo en el kínder con motivo del día de la familia, un dibujo, del que hasta hace poco tiempo sé con certeza quienes son los protagonistas.

Yo pensaba que nos había dibujado a su madre y a mí con él, y me había hecho muchísima ilusión que me hubiera querido dar el dibujo a mí, siendo que ese fin de semana se había ido con ella.

Me aclaró hace poco tiempo, no recuerdo a costa de qué, que los protagonistas en la hoja de papel somos Tamara, él y yo, incluso me ha señalado los colores de la ropa de Tamara.

Así que mi pequeño hizo dos dibujos del día de la familia, porque sabe muy bien –lo tuvo que aprender a sus tres años– que tiene dos familias.

Por eso le hizo tanto ruido en la mente el que su madre invitara a mis padres a su fiesta de cumpleaños de hace dos años y le dijera que a mí no me podía invitar. Me preguntó muy incrédulo: “pero es que no entiendo, si van a ir mis titos porque no puedes ir tú”. Ese día no supe qué decirle, sólo pude cambiar de tema hábilmente, demasiado, porque ya no regresamos al incómodo asunto.

Él entiende mejor las cosas. Y no mezcla agua con aceite.




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