jueves, 25 de julio de 2013

frases y más frases



Es una de las cosas que me molestan. Una de las cosas que me parecen absurdas. Una de las cuestiones que evidencian y desnudan nuestra tan apegada doble moral, esa de la que acusamos a los gringos, y que suponemos no padecer.

Me explico: muere un familiar o un amigo. Los que asistimos al velorio y funeral, nos encontramos, a veces, después de muchos años, incluso después de otra sesión de café en el velorio de alguien mas. Y uno de los temas más frecuentes en las pláticas es, por ejemplo, sobre que deberíamos reunirnos para vernos y convivir más seguido, no sólo cuando alguien muera. O sobre que deberíamos dedicar más tiempo a las cosas “realmente importantes” de la vida, y no únicamente a vivir una vida mecanizada, donde esas supuestas cosas importantes, son consideradas perder el tiempo. Y alguien recurre al infame cliché de que tendríamos que vivir cada día como si fuera el último de nuestra vida. Si así fuera, nunca ordenaría mi recámara, o iría a hacer trámites de varias horas, no pasaría el último día de mi existencia haciendo cosas importantes/inútiles. Y todos están de acuerdo en éstas posturas de redescubrimiento del vivir, y de filosofías felices. Todos coinciden en que deberíamos tener otra postura ante la vida.

La cosa es que al siguiente día, en la siguiente semana, seguimos haciendo exactamente lo mismo. La misma rutina, con las mismas reglas, sobre los mismos esquemas. E igual, seguimos posteando y “reposteando”, enviando una tras otra, esas frasesitas hermosas motivacionales, cursis hasta más no poder, que nos llegan en el Facebook y otras redes. Y comentamos sobre lo hermosas que son, y cuanta verdad tienen. Y la verdad es que me da risa y pena ajena leer tantos comentarios cursis y vacíos, tanta propaganda de utopías estúpidas e imposibles. Tanta mierda disfrazada de dulce.

Es esa gente que se ufana de decir por ejemplo, que “el que se enoja pierde”. Pues si me haces enojar, si haces cosas que me molestan, lo más lógico, lo más coherente, es que me enoje, que me encabrone. Toda acción implica una reacción. Hay quien orgulloso presume que “entre más conoce a los humanos, más quiere a su perro”. Pues no sólo él, cualquiera. Pero se le olvida que él también es humano, y posee una variedad inmensa de defectos como la gran mayoría de nosotros.

De verdad no sé –pero me gustaría mucho saberlo–, que sienten cuando leen estas frases cursis y las comentan de esta manera. ¿Hay un alivio en su alma al darse cuenta de esa verdad descrita? ¿Se sienten superiores al replicar la frase, aderezada y edulcorada con su sentir al respecto? En verdad desean cambiar su estilo de vida para priorizar las verdaderas cosas valiosas de la vida. Se creen alguna de las frases gastadas, que pronuncian con tanta vehemencia.

Toda esta verborrea –me refiero a la frecuencia, no a la consistencia, o eso creo– me vino a la cabeza precisamente de una de estas frases alegres, debo señalar. La frase dice así: “No existe falta de tiempo, existe falta de interés. Porque cuando la gente realmente quiere, la madrugada se vuelve día, martes se vuelve sábado y un momento se vuelve oportunidad.”

Y en lo único que puedo pensar es en fiesta. En gente querida y gente coincidente. En risas, alcohol, canciones, desmadre desinhibido. En una peda increíble que terminó a las 7 de la mañana. Otra a las 8, otra a las 6. Cuántas han sido. En una reunión de año nuevo que comenzó por ahí de las 8 de la noche del día 31 de diciembre y terminó después de las 9 am del 1º de enero, con mis lupillos queridos. El cumpleaños del “sólo muerto” en su casa, con Jean Dubois y Los reyes de san Bernabé; regresé a las 10 am. Una sesión con Los gallos, en el depa del “manitas” escuchando sólo a José José; y mas adelante en el bosque, cuando terminamos de filmar su increíble historia. Cuántas veces en Tepetzingo, hasta que me piden que deje de cantar y los deje dormir, o hasta que no hay nadie más con quien estar. Tantas veces en casa del pachón, –o Il Pachione, como es ahora– cuando era mi amigo. O lo feliz y querido que me sentí hace poco, con mi gente de la prepa 3: ¡¡¡Arriba la 3 culeros!!! Tantas y tantas veces. Y espero que aún me falten otras muchas más. Quiero hacerlo también con Gil.

No sé si la frase evoque otra cosa. Pero a mí a eso me suena. Sólo a eso. No sé si dije precisamente lo que quería decir, pero dejaré el texto así.  Y será que soy quien soy, pero me enorgullecen esos recuerdos. 

8 comentarios:

  1. La gran frase que intento poner en práctica, con todas mis fuerzas, es esta: "La felicidad no es hacer lo que quieres es querer lo que haces".
    Gran entrada. Un saludo

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    1. Muchas gracias Goretti/Mérida. Pues es una gran frase. Gracias por compartir. Un abrazo.

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  2. Tu entrada no me ha dejado indiferente, y se nota que eres peleón. Cursilerias? Engañarse uno mismo? Existe un Dios? Es uno feliz con lo que tiene? Realmente quieres lo que haces? Creo que soy mayor que tu, pero te digo que ni la edad contestará a estas preguntas, ni creo que con 80 años, serene el que sea culo de mal asiento. Lo que esta claro es que si a uno la cursilería le ayuda, te alivia, y hasta pueda que te haga recapacitar: Viva la cursileria. Si el autoengaño te hace ser más feliz: Se feliz. Si creer en Dios da más sentido a tu vida: Cree en Dios. Mejor querer lo que haces, que no quererlo, porque desafortunadamente poca gente tiene esa fortuna. Mientras tanto, sigue tan pelón.

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    1. Saludos Consuelo, muchas gracias por tus letras. Pues mira, más que nada es un alegato hacia la hipocresía, un desahogo. Resulta que vi la frase y me puse a escribir. Ojalá te puedas dar una vuelta por otros escritos. Un abrazo.

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  3. Me ha encantado tu reflexión y la comparto. Un abrazo

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  4. Entiendo a la perfección lo que dices. También llegué a escribir sobre las frases estúpidas de la gente. Recuerdo que hay una máxima que dice: "si el hablar es de plata, el callar es de oro".

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    1. No había escuchado esa frase pero es verdad. Huy, esto fue un desahogo, ahora ya hace bastante.
      Me alegra verte por acá.

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