Me gusta este autorretrato, por muchas razones. Hoy facebook me señala que hace dos años lo pinté. Bueno, en realidad hace dos años lo subí, pero supongo que es casi lo mismo.
Me gusta por lo que me significa, me gusta porque al pintarlo pude ver la habilidad que ya había adquirido con las acuarelas. Me gusta con esas imperfecciones que me parecieron perfectas en ese momento y en ese lugar, como esa sombra tan marcada en la nariz.
Lo veo ahora y me dice tantas cosas.
Mi cumpleaños es una buena fecha para ir al cine. Se estrenan varias de las películas nominadas a los Oscars, así que para un cinéfilo como yo resulta placentero poder ver una muy buena película. Sobre todo sin tener que pagar por ella, recibiendo el obsequio que el cine al que voy me da: dos boletos, más unas palomitas, un refresco y un hot dog.
Este año fui con Gil. Pasamos el viernes anterior luego de ir por él a la escuela. Llegamos al cine a tiempo para ver La ballena, la nueva de uno de mis cineastas favoritos: Darren Aronofsky.
Y precisamente este principio de año estrena filmes de algunos de esos directores que me han encantado con sus películas. Junto al director de Requiem por un sueño, Martin McDonagh, de la grandiosa Tres anuncios por un crimen (Los espíritus de la isla); Park Chan Wook, de una de mis favoritas Old boy (La decisión de partir); y Damien Chazelle con la estrambótica Babilon, que me llevó de lo maravillado a la aburrición y pérdida de interés, en una película que entre otras cosas me sacó bastantes carcajadas.
Para alguien como yo resulta un buen momento para cumplir años.
