jueves, 28 de abril de 2022

Yo estoy bien, claro

Volví a ver “Relatos salvajes” cuando HBO me hizo notar que la película forma parte de su catálogo, se ha vuelto una de esas películas que veré una y otra vez mientras me sea posible.

 

En la historia donde la cocinera mata al hijo de puta que comía en su restorán, ésta le dice a la chica agraviada por el patán ese, en un momento entre haber puesto el veneno en la comida y matarlo, cuando le asegura que lo hizo: todos quieren que las cosas se hagan pero que sea otro quien las hace. Creo que se repite esta idea cuando la gente, entre en broma y entre en serio, pide a “Bombita” que haga algo para ayudarlos. La misma idea: que alguien más lo haga por mí.

 

Y es que claro, aparte de lo fácil que resulta quedarse acostado mientras otro es quien hace las cosas, es más conveniente que sea otro el que se encargue por si algo sale mal. Yo no fui, yo no lo hice, lo hizo él. Yo no le pedí nada. Muy conveniente.

 

Y es la lógica que se ve en las redes sociales, que finalmente son un reflejo del mundo: el pedido de que las cosas las hagan los demás.

 

Hay quien clama: Normalicen (cualquier cosa, por más absurda que sea), cuando podría muy bien alegar un Normalicemos. Hay quienes se atreven a dar consejos a los demás poniéndose en un pedestal inalcanzable: Hagan, digan, sean, amen. Sí, los demás, nunca ellos. Amemos, hagamos, digamos, ¿es mucho pedir?

 

O como en este particular ejemplo, que me haría creer que su emisor es un extraordinario amigo, pareja, padre, hermano y claro, ciudadano. Y nos pide, bueno, más bien nos exige (mayúsculas, PUTO, !!!) que le emulemos, o al menos me lo hace creer a mí.

 

Aunque en realidad le creo a la señora de la película, todos "queremos" que las cosas las hagan los demás. Faltaba más.

martes, 26 de abril de 2022

Aquí está muy extendida la creencia, convertida en contundente afirmación, de que si tuvieras la oportunidad de poder cambiar algo de tu vida, no cambiarías nada. Nada, nada en absoluto. Dicen estar seguros de que no le quitarían siquiera una coma al escrito sobre su vida.

A mí esa pregunta me deja pensando la mayoría de las veces. Me hubiera gustado mucho haber sido más osado, o intentar posibilidades que parecían probables, al menos a mis ojos, con alguna chica a la que parecía que no le resultaba indiferente. Haber hecho algunas cosas, no haber hecho otras. 

No sé si será por una esporádica falta de cinismo pero no me veo soltando el discursito aquel en el que estoy orgulloso de mi vida y conforme con todo lo que he hecho.

Y más de una vez me he quedado pensando en todos los chances que dejé pasar de intentar algo con una chica. Desde lo que podría haber sido un emocionante ligue vacacional, hasta posibilidades con quienes tenía una conexión especial, sepultadas por mi irracional y aplastante miedo vestido de timidez.

Todo lo que hice me ha hecho lo que soy, dicen tan ufanos. Bueno, lo que hice y leí y aprendí y vi y tantas otras cosas; la carga genética que por alguna inexplicable razón me tocó, los traumas que con o sin conocimiento me sembraron, etc, etc, etc. Pero esto queda bajo la alfombra.




miércoles, 20 de abril de 2022

Tomás Nevinson

Finalmente leí Tomás Nevinson. Lo he disfrutado bastante. Es intrigante la primer frase del libro que ya nos presentan en la contraportada: «Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer. A las mujeres no se les toca, no se les pega, no se les hace daño...»

Tomás se pasará gran parte de las páginas dándole vuelta al asunto, desde muy diversas perspectivas, en el estilo rebuscado de Javier Marías; que por alguna razón me gusta mucho leer. Será por todas las vueltas que le doy en mi cabeza a las cosas. Quizá.

Seguro que a un español le llega más hondo todo el asunto del terrorismo de ETA. Yo recuerdo que de niño la mencionaban comunmente en los noticieros y, contrario a lo que señala Marías en el libro, sí se decía que era un grupo terrorista en esta parte del planeta. Y sin ser el libro una crónica de las tragedias cometidas por aquellos fanáticos, muestra claramente lo comunes y escalofriantes que se volvieron en los ochentas.

Y entre las vueltas que le da Marías a las cosas, barajea muchos aspectos del ser humano que no me son indiferentes, y va soltando bastantes frases que señalo con pequeños postits para anotarlas después o simplemente revisarlas.

Me dan vueltas varias cosas pero siento que terminaría contando de más. Sólo puedo decir que es una historia que se disfruta mucho y que da para ponerse a pensar. Y claro, hay que leer primero Berta Isla.

 



jueves, 14 de abril de 2022

artistas

Es que en un mundo en que puedes llamarte artista por embarrar pintura sin ningún criterio o por escribir cualquier sandez aludiendo que lo has sacado de tu corazón, y llamarte poeta o escritor, e incluso recibir halagos de cientos de ignorantes (adjetivémoslos correctamente); o por colocar cualquier cosa sobre cualquier otra y adjuntarle un textillo que diga lo que quisimos representar con el bodrio aquel; algunos nos resistimos a dejarnos llevar por la mediocre corriente que todo lo iguala. Esa que dicta que si es de noche todos los gatos son pardos. 

No es así, basta mirar con detenimiento para poder ver las diferencias entre ellos. Pero hay que mirar, tomarse un tiempo, en tiempos en que parece inadmisible perderlo (usarlo) esperando.

Hay que defender el arte. La verdadera creación artística, esa en la que dejas un pedazo de ti indefectiblemente en él. Hay que defender el esfuerzo y la dedicación, la búsqueda de conocimiento y la práctica deliberada. Ese tratar de hacer algo de la mejor forma de la que eres capaz hasta ahora. Porque esto como pocas cosas, casi siempre es recompensado: dibujas mejor, cantas mejor, pintas mejor, sabes más, escribes mejor. 

¿Cuántos están dispuestos a pagar el precio si pueden ser "artistas" con casi nada?

 


 

martes, 12 de abril de 2022

concursos premios y falsedades

Cuando estudiaba la universidad me gustaba participar en los concursos del departamento de Difusión cultural, en parte por un asunto de satisfacer a mi ego y en una parte menor porque de resultar entre los ganadores me podría ir un fin de semana al festival cultural de la zona de mi campus para competir ahí, y de paso darme una paseadita ya avanzado el semestre. De hecho sólo conozco San Luis Potosí e Irapuato por aquellos viajes estudiantiles.

Modestia aparte, en mis cinco años universitarios asistí a los cinco festivales, entre ellos uno aquí en Toluca, y en todos ellos me traje un premio conmigo. Así que el asunto del ego quedaba en exceso satisfecho, y la paseada ya nadie me la quitaba.

Participaba con mis dibujos, porque las pocas pinturas que inscribí nunca fueron premiadas. Y en un hecho insólito, el último año llevé a Morelia un dibujo que resultara con el segundo lugar, y un cuento corto, que para mi sorpresa había ganado el concurso del campus, pero que en el festival no quedó premiado.

Fueron viajes muy buenos, cortos pero satisfactorios, independientemente del asunto de mi ego. Conocí un muy buen amigo con el que me llegué a escapar del itinerario del día y nos fuimos a recorrer el centro de San Luis, en una escapada que incluyó comida y cervezas, y del que nadie se percató. Nos tomamos una foto con Cecilia Suárez que iba como jurado de teatro y conocí a aquel individuo que me aseguró que debía leer a Bukowski.

Aunque lo que venía a relatar no eran esas experiencias que pienso ahora que debería contar después, ni lo satisfecho que dejé a mi voraz ego en esos juveniles días, sino la forma en que se premiaban mis obras en los concursos internos del campus. 

Pareciera que los encargados de escoger las obras ganadoras ya estaban hartos de que Gildardo siempre presentara los mejores dibujos, así que los últimos dos años decidieron darme en esa selección interna el tercer lugar, el mínimo requerido para asistir al festival, y que claro que si regresaba de nuevo con un premio, podrían levantarse el cuello y engrosar la lista de ganadores del Campus Toluca.

Pero cualquiera que tuviera una dosis no demasiado elevada de sentido común y un poco de sentido estético podía darse cuenta que mi dibujo era bastante mejor que los premiados arriba del mío. Pero eso no era lo importante, el chiste para mí era poder volver al festival y hacer una pequeña parada en el semestre sin costo, con las recompensas adicionales que ya mencioné.

Hay una anécdota graciosa de ese último festival en Morelia. El dibujo de una buena amiga también fue seleccionado con el segundo lugar pero ella decidió no ir. Se habría tenido que ir conmigo aparte porque ese sábado nos tomaron la foto de generación y no pudimos partir con los demás. 

A nuestro regreso le dijeron que gané el segundo lugar, y supongo que su ego dio un puñetazo a su sentido común porque ella estaba completamente segura de que mi premio era literario y no de dibujo, porque si así hubiera sido, ella también habría sido premiada. En su mente su dibujo era mejor que el mío.

No soy despiadado ni un poco sincero cuando me encuentro en una situación como esta. Y aunque me parecía irreal que ella no viera lo lejos que estaba mi trabajo del suyo no pude decírselo. Sólo me hizo casi jurarle que mi premio era por el dibujo y no por el cuento como ella estaba convencida.

Y bueno, esto llegó por el asunto de los Oscars. Qué tiene que ver con Will Smith, se preguntarán algunos. En verdad pareciera que respecto a ellos no hay otro asunto relevante. Pero no. Lo recordé por la premiación a la mejor película. Me parece que al menos la mitad de las nominadas son mucho mejores que Coda, pero quisieron premiar otra cosa y no a la mejor película. 

Y sí, parece evidente que no estoy de acuerdo con los premios forzados.




lunes, 11 de abril de 2022

No es mi imaginación, me dijiste te amo más de una vez mientras te abrazabas a mi cuello y besabas mis mejillas, en ese momento en que parecías la novia más cariñosa y la mujer que desearía junto a mí. Pero no estábamos solos, porque de haberlo estado me habría volteado para besarte y acariciarte y quizá decirte desde hace cuanto te deseo, desde hace cuántos años me gustas, cómo me gustan tus ojos y la forma en que sonríes, y los nervios que me llegan cuando te acercas a mí. Te habría amado con la cabeza puesta en hacernos el amor, sin importarme nada más.

La verdad es que desde tus acciones iniciales (tu coqueteo) prendiste en mí las ganas de que hiciéramos algo. Aunque en esos primeros momentos no me percaté de nada, eras sólo una chica cariñosa que se sentía a gusto en mi compañía y que no deseaba ni buscaba nada más que pasarla bien en esa reunión familiar. Ganas que contrastaban con la realidad: soy tu familia, no tan cercanos pero familia al fin y al cabo. De haber sido otra mujer me habría sentido inmensamente feliz y habría correspondido tus atenciones y acciones, te habría tocado cariñoso y deseoso, y no sólo me habría dejado tocar por ti, sintiéndome feliz y algo culpable a la vez, impotente y desorientado. Y claro, habría visto la manera de irnos de ahí lo más pronto posible para tener intimidad con todas las caricias que quería regalarte.

Te había deseado muchas veces, había llegado a elaborar fantasías descabelladas en mi más desvergonzada imaginación. En mis ensoñaciones me correspondías, también te sentías atraida por mí, y veíamos la manera de amarnos lejos de todos. Si nos queríamos ningún prejuicio nos podría separar. Pero las fantasías de un hombre cualquiera pueden ser todo lo descabelladas y absurdas que quieran. Sólo son eso, fantasías, deseos libres de la culpa que nos carga la sociedad. ¿Cuántos años tiene que es mal visto que un hombre se casara con su sobrina segunda? No demasiados. 

Me hiciste feliz y me has hecho soñar. Quizá dándole a mis deseos alas para armar un escenario donde cabe nuestro prohibido amor.

jueves, 7 de abril de 2022

acomplejados (breve recuento de daños)


 

Se llevó a cabo el sorteo para el Mundial de Qatar. A México le tocó lo que casi siempre le toca desde que yo soy parte de esta fiebre futbolera: enfrentar a dos europeos y a un africano, asiático o sudamericano. De alguna forma, desde ese Mundial en 1994, en el que tocó enfrentar a tres selecciones europeas (Italia, Irlanda y Noruega), en el que se denominó grupo de la muerte, siempre se ha avanzado a octavos de final (sólo Brasil lo ha hecho). 

Y de hecho aquella vez quedamos primeros de grupo, en algo que no recuerdo haber vuelto a ver: los cuatro equipos terminaron la ronda con 4 puntos e igual diferencia de goles, pero nuestros descendientes de Cuauhtémoc anotaron más que los otros y quedaron primeros. Parecía que la fortuna nos sonreía al tener que enfrentar a una Bulgaria que creo que no ha vuelto al Campeonato mundial desde entonces, y con la que se perdió en penales a pesar de tener grandes tiradores en el equipo, en lo que para mí fue el inicio de una seguidilla de desaguizados precedidos de una maravillosa esperanza (con la Olimpiada de 2012 como extraordinario paréntesis), que le había pintado al país una sonrisa, con el último Mundial como el peor recuerdo de todos: haber comenzado ganándole a uno de nuestros demonios y actual campeón (Alemania), con una generación que parecía lo suficientemente buena (muchos de aquellos campeones olímpicos). Creo que podría narrar cada una de nuestras tragedias pamboleras.

Pero bueno, me parece de pena ajena escuchar a casi todos los supuestos analistas y comentaristas desear, con el rosario y la virgen en las manos, porque nos tocara en el grupo de Qatar, para que sea más fácil avanzar. Pero la misma experiencia me dice a mí que eso sería lo peor que nos podría haber pasado, que nuestros todavía a veces ratones verdes se confíen pensando en la facilidad del grupo y lo maravillosos que son y el asunto termine en otro fracaso. Creo recordar lo complicado que fue calificarnos en Alemania en un grupo que sólo presentaba a Portugal como preocupación no demasiado grande, al habernos colocado como cabeza de grupo por alguna extraña razón. Luego nuestro otro gran demonio desbarató las repentinas esperanzas que crecían cada minuto en uno de los partidos más emocionantes y esperanzadores de todos, con un golazo al ángulo de Maxi Rodríguez en tiempo extra que nos desbarató todos los sueños. 

El grupo que le tocó a México no me parece que represente una complicación extraordinaria como pareciera luego de escuchar a esos mismos merolicos de los medios. Argentina es nuestro demonio, pero es primera ronda; y Polonia no calificó directo. Aunque quién sabe, quizá la herencia de los ratones verdes pesa todavía en las camisetas y los hace crecerse ante la adversidad al sentirse inferiores. Y luego quién sabe. La suerte podría querer sonreírnos una vez.



viernes, 1 de abril de 2022

tiempo y poemas

 Entre el tiempo y los poemas
te estoy matando de a poco,
de aquel infinito amor
sólo quedan los despojos;
la fantasía que escribí
se asfixió dentro de un pozo,
la certera realidad
me dijo: ¡despierta loco!

Creo que estoy exagerando,
despojos es decir mucho.
Voy derribando paredes,
quedan tantos sueños diurnos
en este castillo inmenso
que llené de tus murmullos,
con tu risa, con mis manos,
con nuestro futuro juntos.

La fantasía penetró
se filtró sin dejar grumos,
todo el cuento me tragué
refugiado entre tus muslos;
y al destino agradecí
que nos obsequiara un trunfo,
que te ponía frente a mí
que me transformaba en tuyo.
Que nos miraba sin más
y nos daba un pago justo.
Para enderezar mi vida
para calibrar mi rumbo,
intentar verte feliz
matando temores nulos.
Dos perdedores que así
retaban juntos al mundo.

Ves, no fue descabellado
colgarte de un parasiempre,
cargarte mis esperanzas
sentir algo trascendente.
Sabes que desde un principio
todo fue tan diferente,
¿por qué no soñar despiertos?
soñábamos seriamente.
Y creímos que la vida
nos sonreía cortésmente,
sin pedirnos las facturas
sin mirar si fuimos crueles,
sólo dejándonos ser,
siendo muy benevolente.

No te he matado ni un poco
sigues tan fresca en mi mente.