jueves, 7 de abril de 2022

acomplejados (breve recuento de daños)


 

Se llevó a cabo el sorteo para el Mundial de Qatar. A México le tocó lo que casi siempre le toca desde que yo soy parte de esta fiebre futbolera: enfrentar a dos europeos y a un africano, asiático o sudamericano. De alguna forma, desde ese Mundial en 1994, en el que tocó enfrentar a tres selecciones europeas (Italia, Irlanda y Noruega), en el que se denominó grupo de la muerte, siempre se ha avanzado a octavos de final (sólo Brasil lo ha hecho). 

Y de hecho aquella vez quedamos primeros de grupo, en algo que no recuerdo haber vuelto a ver: los cuatro equipos terminaron la ronda con 4 puntos e igual diferencia de goles, pero nuestros descendientes de Cuauhtémoc anotaron más que los otros y quedaron primeros. Parecía que la fortuna nos sonreía al tener que enfrentar a una Bulgaria que creo que no ha vuelto al Campeonato mundial desde entonces, y con la que se perdió en penales a pesar de tener grandes tiradores en el equipo, en lo que para mí fue el inicio de una seguidilla de desaguizados precedidos de una maravillosa esperanza (con la Olimpiada de 2012 como extraordinario paréntesis), que le había pintado al país una sonrisa, con el último Mundial como el peor recuerdo de todos: haber comenzado ganándole a uno de nuestros demonios y actual campeón (Alemania), con una generación que parecía lo suficientemente buena (muchos de aquellos campeones olímpicos). Creo que podría narrar cada una de nuestras tragedias pamboleras.

Pero bueno, me parece de pena ajena escuchar a casi todos los supuestos analistas y comentaristas desear, con el rosario y la virgen en las manos, porque nos tocara en el grupo de Qatar, para que sea más fácil avanzar. Pero la misma experiencia me dice a mí que eso sería lo peor que nos podría haber pasado, que nuestros todavía a veces ratones verdes se confíen pensando en la facilidad del grupo y lo maravillosos que son y el asunto termine en otro fracaso. Creo recordar lo complicado que fue calificarnos en Alemania en un grupo que sólo presentaba a Portugal como preocupación no demasiado grande, al habernos colocado como cabeza de grupo por alguna extraña razón. Luego nuestro otro gran demonio desbarató las repentinas esperanzas que crecían cada minuto en uno de los partidos más emocionantes y esperanzadores de todos, con un golazo al ángulo de Maxi Rodríguez en tiempo extra que nos desbarató todos los sueños. 

El grupo que le tocó a México no me parece que represente una complicación extraordinaria como pareciera luego de escuchar a esos mismos merolicos de los medios. Argentina es nuestro demonio, pero es primera ronda; y Polonia no calificó directo. Aunque quién sabe, quizá la herencia de los ratones verdes pesa todavía en las camisetas y los hace crecerse ante la adversidad al sentirse inferiores. Y luego quién sabe. La suerte podría querer sonreírnos una vez.



2 comentarios:

  1. Yo pensé que el grito en el partido para descalificar a México del mundial sí se iba a hacer. Y aunque hay grabaciones de algunos haciéndolo, al final no pasó nada.

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    1. Yo creí que eso no pasaría porque los que van al estadio son en verdad aficionados y quienes propusieron eso no pasan de simpatizantes o incluso gente que odia el futbol. Yo escuché el grito al final pero más por la frustración de no poder ganarle a los gringos.
      Un abrazo Alexander.

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