martes, 27 de diciembre de 2022

¿feliz navidad?

¿Qué significa tener una feliz navidad? 

Leo un mensaje en la mañana del 25 de diciembre de un tío que dice esperar que todos tengamos una feliz navidad. 

Pero ¿a qué se refiere? A qué se refieren todos cuando te desean feliz navidad. 

La navidad es un día. El día de navidad. El 25 de diciembre. Aquí en México festejamos el 24, la nochebuena, generalmente con festejos hasta la madrugada que hacen que el día de navidad sea un día de resaca y sueño, aunque hay casas donde algunos se amanecen y dedican lo que quede del día a dormir.

Cuando era niño creía que navidad era todo el mes de diciembre coronado con los festejos del 24 entre regalos, piñatas y fiesta en familia. Época que terminaba con quizá la mayor alegría, la llegada de los Reyes magos.

Ahora, lejos de aquellos inolvidables festejos ese deseo de una feliz navidad me resulta ajeno. Pero la duda me sigue acompañando: ¿hay algo más allá del tener la dicha de vivir un convivio familiar hermoso detrás de esa feliz navidad? ¿Se resume todo a la felicidad de un rato, de una fiesta, un pequeño o gran festejo?



divague de fin de año

Me enfermé días antes de navidad. De hecho, las primeras molestias que tuve fueron una semana antes de nochebuena, pero fui al médico hasta el martes 20, con el pesar que me provocó la idea de no poder ingerir alcohol en los festejos navideños. No es que me visualizara ebrio en nochebuena, pero aprendí desde chico a festejar brindando, y no poder hacerlo tiene algo de desagradable. También pensé que de martes a sábado podría mejorar sustancialmente de modo que pudiera participar en los brindis. Pero no fue posible.

Faringitis aguda y otitis media escribió el doctor en mi receta. Se escucha fuerte, lo es. Casi una semana después mis oídos y garganta siguen dándome molestias, a pesar de que en verdad me he cuidado, y he tomado mis medicamentos con precisión. Ayer ya no fluían mocos de mi maltratada nariz pero hoy se presentaron con persistencia. ¿Será por este frío tan intenso que se adelantó en el calendario?

Espero despertar mejor mañana. 

No recuerdo si fue mientras esperaba mi turno con el doctor, o momentos después, que pensé resignado que ya vendrán otros festejos y oportunidades de ser feliz entre copas y brindis, y unos segundos después de pensar esto la voz en mi cabeza formuló un lugubre ¿En serio? ¿Estás seguro?

Mmmm, no. No lo estoy. Pero espero poder tener muchas más oportunidades de embriagarme, de brindar y reír diciendo todas esas estupideces que llegan a mi cabeza y que generalmente no reprimo aunque una parte de la concurrencia parezca tan ajena a ellas.

Luego de vivir los tres últimos años no parece que ser joven y saludable sea razón para seguir vivo mucho tiempo. Y no sé qué tan pesimista soy, al darme cuenta que está idea llegó a mí tras el lindo deseo por venideras alegrías.  

Creo que vivir no parece tan simple ahora. 



martes, 13 de diciembre de 2022

Estar

"Pero era a Clarissa a quien recordabas. No es que fuese llamativa; ni guapa; no tenía nada de pintoresco; nunca decía nada especialmente inteligente; no obstante, ahí estaba; ahí estaba".

Estas son unas líneas de La señora Dalloway, que me dejaron pensando, pensando en lo que podría convertirse en una abrumadora soledad que me hiciera tener que ver a alguien por la única razón de estar ahí, y claro, querer algo conmigo. Y que entonces no importe si es guapa o si dice algo inteligente, sino que está ahí, supuestamente haciendo que los días sean menos malos. Que está ahí para hacernos ese té para la diarrea cuando alguno lo necesite.

También es como Oliveira viviendo con la al parecer insufrible Gekrepten en su vuelta a Argentina: Ya vegetaba con la pobre y abnegada Gekrepten en una pieza de hotel frente a la pensión Sobrales. Les iba muy bien, Gekrepten estaba encantada, cebaba unos mates impecables, y aunque hacía pésimamente el amor y la pasta asciutta, tenía otras relevantes cualidades domésticas y le dejaba todo el tiempo necesario para pensar...

No creo que yo pudiera vivir con alguien que no me provoque amor, aunque no conozco ese tipo de soledad que permite lo antes impensable.

Espero no tener que decidirlo, pero uno nunca sabe.




viernes, 2 de diciembre de 2022

El mismo

"Es jodido saber que a pesar de todo sigues siendo el mismo"

Esto lo escribí a fines de abril de 2019 en una libreta en la que tenía el propósito de escribir todos los días a mano, luego de llegar a dos años haciendo psicoterapia. Pero lo podría haber escrito ayer.

Sigue siendo jodido y de muchas formas sigo siendo el mismo. El mismo que me gustaría ya no ser, el que me hace pensar en aquello de "por qué no te quieres", y en tantas otras cosas.

Ese Gildardo que no me gusta, ese Gildardo que me daña de tantas formas, ese que no he podido vencer (poderoso es quien se vence a sí mismo). 

Ahí está. A pesar de la terapia (de un año más de terapia), a pesar de la meditación, a pesar del mucho o poco conocimiento de mí. 

Ahí está, seguramente pensando en lo ridículo que resulto tecleando esto.

Es lo que hay por ahora. 



martes, 29 de noviembre de 2022

de la inagotable pasión futbolera

Quizá la razón por la que la pasión futbolera se apropia de mí con tal intensidad cada cuatro años, sea que los primeros partidos de futbol que vi, a los diez años, fueron los del Mundial de Italia 90 (por alguna razón aunque mi padre jugó futbol en su juventud no veía futbol en la tele; veía americano, beis y tenis, y definió uno de los placeres de mi vida).

Porque la cosa es que desde que comenzó la cuarentena dejé de seguir el futbol televisado, cosa que no pasó con el beisbol y el americano, que me tuvieron pegado al televisor, disfrutando eso que otros tantos consideran aburrido.

Pero ahí estaba el día del juego de México, con mi camiseta verde y mi esperanza intacta, deseando que el equipo jugara bien y que ganará el partido. Ahí estuve estallando de éxtasis y con una lágrima en el ojo cuando Ocho paró el penal. A pesar de haberle confesado a Gil, quizá minando sus sueños, que esta vez no esperaba nada del equipo. 

Ahí estaba imaginando -luego del tropiezo argentino- que los podíamos eliminar. Cobrándonos afrentas pasadas, porque en el deporte todo es posible, y a cada David le llega el día de ser letal con su pedrada. 

Ahí estaba completamente poseído por esa voraz enajenación. Una vez más.



miércoles, 23 de noviembre de 2022

Cómo

¿Cómo intentar ser amable sin quedar como un estúpido? 

Me parece que es casi imposible, al menos para mí. Aunque la idea ha dado pie a unos versos que me han gustado bastante.

Resulta que el silencio es mucho más benéfico de lo que la mayoría creemos, pero parece que no lo soportamos: "sé que el silencio es a veces violento, pero estoy pensando si no será necesario, escuchar un poco más lo que pienso, y apagar un rato la radio"; como canta El cuarteto de nos en la magistral Mario Neta.

¿Qué se le puede decir a quien perdió sin aviso a su persona más cercana? Qué, que no suene a la más grande estupidez. Qué valdría la pena decir para quebrar el silencio, el quizá reconfortante silencio.

Y sí, cómo no quedar como un estúpido.



miércoles, 16 de noviembre de 2022

Dicen que a toro pasado es fácil hablar. Seguro que lo es. Resulta que pasa lo mismo con los amores: de amores pasados es sencillo escribir. 

De amores eternos, aunque hayan durado tan poco, de amores fundamentales, por cualquier razón que seguro no sabríamos explicar. De amores que fueron y que ya no son, quizá ya nunca sean, aunque quién sabe, la vida se divierte a veces a nuestras costillas.

Supongo que por eso las mejores canciones son de desamor en cualquiera de sus formas. 

Y pensando sobre el posteo anterior y sobre esa falta de intensidad cuando se es feliz, me vinieron a la mente dos maravillosas canciones de amor de Juan Gabriel, tan buenas como sus mejores de desamor.

Las canciones son Te lo pido por favor y Abrázame muy fuerte. Dos canciones preciosas para halagar a la persona amada, al menos desde mi punto de vista.

La cosa es que ambas canciones fueron escritas para su hermana, quizá la persona que más quiso, no para un amor. Bueno para un amor distinto.

Claro que no son las únicas canciones así, pero en general las mejores son las que duelen. Quizá es como dice Laura y nos gusta el drama.



viernes, 11 de noviembre de 2022

Insensateces

-Estuve releyendo tus últimos poemas. ¿Quiénes son esas mujeres?

-Amores pasados por la piel, también por la piel de la imaginación. 

-Qué afortunado.

-Ni tanto. Muchos de ellos se repiten, los relamo, los reinterpreto. Son tatuajes maleables.

-Por eso veo que sudan fuego; ardor que sazonas con ternura, que abrigas pero también encumbras. Me enamora saberme enamorada de un hombre tan inspirado, pero...

-Pero...

-Pero inspirado por otras. Hace poco más de un año ya que, siendo tuya, no me usas.

-Tontita. Cuando nos hayamos separado, cuando no me quieras, cuando no te importe, te escribiré, linda, un lindo poemita.


Leyendo este microrrelato de Julio David no puedo estar más de acuerdo, aunque la situación me parezca una canallada.

¿Por qué no quiero escribirte mientras somos felices? ¿Por qué no se encadenan las palabras de un modo lindo para hacerte sentir feliz y amada? ¿Por qué eso que te escribo ahora que estamos juntos es tan poca cosa comparado con lo que le escribí a quien ya no estaba? O a lo que podría escribirte cuando dejemos de ser "nosotros"

Y un diálogo parecido me ha pasado por la mente alguna vez, con su obligada pregunta: ¿a quién le escribiste esto?

Hay botones de sobra por aquí.



viernes, 28 de octubre de 2022

Presunciones 3

Y como bien dice Kundera en La insoportable levedad: si el amor debe ser inolvidable, las casualidades deben volar a él desde el primer momento. 

¿Y quién no creería que esto que cree –por mera casualidad, porque es lo que el universo te manda o porque te lo has ganado a fuerza de no ser un hijodeputa– amor verdadero, amor real, amor bonito, estaría exento de un mar de casualidades? ¿Quién podría ser tan pesimista para no pensarlo? Pienso que ni el más amargado. 

Y entonces no importa si el encuentro con esta persona a quien ahora vemos maravillosa, es un premio de la vida o la más inesperada fortuna. El asunto es que vemos casualidades por todos lados y efectos de causas que no admiten ni pequeñas dudas.

Y sólo el tiempo quizá podrá decirnos lo que fue. O lo que es.


"La estúpida obediencia del efecto a la causa"
la mítica costumbre de ensamblar coincidencias,
más el deseo perenne por no quedarse solo:
imagina qué sale de esta mezcla que anhela.
 
Que anhela tus mañanas, tus tardes y tus noches,
tus guisos, tu cintura, poder curar tus penas;
tu risa, nuestros juegos, los abrazos bonitos,
las pelis, el vinito, nuestra charla perpetua.
Lo cursi se acumula, las ganas no me caben,
los efectos que cuadro con mis miopes poemas;
la infantil fantasía, pensar que te merezco,
acumulando causas, buscando coincidencias.
Qué puedo yo saber de causas y de efectos,
sólo sé lo que siento, que mutaste mi esencia
en versos al futuro, en risas y detalles:
en saber que te quiero junto a mí siempre cerca.



viernes, 21 de octubre de 2022

No, ni

No me sigas ni me esperes
que me estoy abriendo paso. 
A mi modo, a trompicones, 
con un inmenso retraso.
Pero siempre fui tan lento
pasmarote en mi letargo;
calmo, torpe, distraído,
es mi andar perfeccionado.

No me sigas ni te sigo
hablemos mejor un rato.
De la muerte, de la vida, 
de nuestros propios milagros.
Dime en qué sueñas despierta
si tienes deseos profanos;
si a pesar de los pesares
la vida bien te ha tratado.

Yo te diré mis secretos
los pasos que voy andando, 
el porqué de mi tardanza
de qué me voy enterando; 
para aprender a vivir
cargando con mis fracasos.
Aceptando mis defectos
amando mi lado flaco.

No me sigas ni me esperes
vuela mejor a mi lado.
Seamos libres codo a codo
con los sueños desplegados.
Acepto tus diferencias
veme por todos mis lados:
los lindos, los divertidos,
también los desesperados.

No me sigas, no me esperes, 
mejor si puedo te alcanzo,
para empezar a vivir
los planes que antes trazamos,
bien sabemos las verdades
ocultas a los extraños,
no habrá que perder más tiempo
llegará el tiempo de amarnos.



martes, 18 de octubre de 2022

Reflexiones de un bloguero VIII

Desde 2015 no tenía un mes con menos de cinco posteos; pasó el tiempo y escribí más, con más regularidad también. Pero desde octubre del año pasado no he vuelto a publicar diez o más textos; no he dejado el blog pero la intermitencia de los tecleos crece, hasta llegar el mes pasado a sólo esas cuatro entradas.

Sé que esto tiene que ver un poco con los problemas técnicos que se me aparecieron. Por alguna razón ya no pude responder los comentarios dejados, luego mi vieja mac se trabó, y no hubo manera de sacarla del pasmo. Así que esta y las últimas entradas las he tecleado desde el teléfono, lo que me resulta bastante incómodo, pero no queda de otra mientras resuelvo el asunto de la máquina.

Pero aunque sé que mi ánimo disminuye al pensar en escribir desde el teléfono, no es la única razón de que eso pase. Aunque la o las otras razones no me son demasiado claras, y me parece más sencillo pensar en simple pereza o en el declive natural de quien ha escrito bastante como para seguir haciéndolo, sin pensar en repetición o inconveniencia, en escribir por escribir, por cumplir con un compromiso.

Que ya he dicho tantas cosas que a veces pienso que lo que podría querer decir ya lo escribí. Que eso que quiero decir sobre cualquier cosa, un minuto después ya no me parece ni un poquito pertinente. Y quizá si a esto y otras cosas le añadimos la pereza y el hedonismo, la cosa se complica mucho más.



viernes, 14 de octubre de 2022

No tengo el corazón para decir lo que pienso cuando siento que puedo ofender al destinatario de mi comentario, a quien me pidió mi opinión, a quien valoro tanto como para no querer decirle que se ve terrible con la forma como se pintó la cara, por ejemplo; aunque intenté decir lo que quiero decir de la manera más amable y menos hostil. 

Carezco de las agallas necesarias, porque me acostumbré a usar esa frase de "no tener corazón", para referirme a lo que dije antes, pero ahora me parece que a lo que llamamos tener corazón, poco tiene que ver con aquello. 

Será por eso que también me pasa a la inversa. Me sorprende que mi pareja me diga con la mano en la cintura que, por ejemplo, aquel retrato que pinté no ha quedado parecido a quien se tenía que parecer, claro, cuando yo estoy seguro de que el parecido salta a la vista, que no hay que esforzarse por verlo; pero ella sigue diciendo lo mismo, no sé parece nada.

Qué tanto es un avance el ser consciente de mi realidad, saber que ambas posturas son absurdas, pero comprobar en los hechos, si es que se vuelve a dar el caso, que continúo sintiendo lo mismo.

Quién sabe.


viernes, 30 de septiembre de 2022

21 de septiembre

 

Nos pasamos por la vida diciendo demasiadas cosas. Cosas irrelevantes, cosas repetitivas, cosas que a nadie interesan mas que a nosotros. 

Y de entre las palabras que pasan por nuestros labios hay algunas que son parte de frases o ideas que leímos o escuchamos, y que nos parecen brillantes. Motivo por el que a veces sin siquiera venir al caso, sacamos ese que consideramos nuestro pequeño diamante de sabiduría. Siempre es más tentador alardear de ser sabio que de ser idiota, aunque de lo segundo tenemos pilas y pilas de evidencia.

Y bueno, debo decir que me parece genial la frase de Borges con la que comienza mi posteo, a pesar de que no recuerdo haberme ensalzado con ella; aunque siempre sobrará tiempo para ello. 

El olvido como única opción. El único recurso ante la traición. Seguro el justo medio entre la venganza y el perdón, el equilibrio quizá. 

Creo recordar que la primera vez que me enfrenté a ella me pareció una idea sublime. El recurso de un alma libre y superior, que no anda jugueteando con hipotéticas venganzas y falsos perdones embarrados de rencor.

Y luego escucho esta canción:




domingo, 18 de septiembre de 2022

Cómo

 Cómo intentar ser amable
sin quedar como un estúpido.
Cómo triunfar en la vida
no careciendo de escrúpulos.
Cómo intentar ser dichoso
sin depender de los músicos.
Cómo intentar no hacer trampa
y no quedar siempre el último.

Cómo embriagarme de vida 
y conservarme algo lúcido.
Cómo dejarte de amar
cerrar por fin el capítulo.
Cómo decir lo que siento
guardando mi lado púdico;
si el mayor miedo que tengo
es al ridículo público.

Cómo encajar en el mundo
sin querer tomar cianuro.
Cómo sentir que soy alguien
y no sólo un simple número.
Cómo saber si esa güera
no pueda ser algún súcubo,
que aproveche mis falencias
y resulte un energúmeno.

Cómo quedarme callado
y no ponerme sulfúrico.
Cómo esperar a que llegues
sin apurar los minutos,
no intentar enamorarte
soltándote mi discurso
con el que quiero que pienses
que soy un tipo profundo.



lunes, 12 de septiembre de 2022

Javier Marías

 Este blog es testigo de mi admiración por Javier Marías. Su nombre y los de algunas de sus novelas están aquí como testigos de ello.

Lo he disfrutado varios años y sus libros me acompañarán hasta que me vaya de aquí, porque si hay libros que merecen releerse son estos. Y no le he leído todo, así que lo seguiré acompañando y descubriendo.

En esa fiebre por las listas que trajo la cuarentena, me invitaron a hacer una con mis diez libros favoritos hasta ese momento. El nombre de mi admirado madrileño apareció dos veces: con Corazón tan blancoNegra espalda del tiempo, que hasta antes de releer Rayuela tenía el puesto de mi libro favorito. Libro que estará quizá empolvándose donde sea que lo tenga la mujer que más he querido. Pero esas son algunas de las estupideces que uno hace supuestamente por amor.

Un gran día me encontré por una muy afortunada casualidad una compilación de todos sus cuentos, en un volumen que reunía sus dos libros de cuentos y un relato largo que entonces me enteré que era inencontrable ahora, pero que yo tenía, y que de hecho es el primer libro suyo en mi poder: Mala índole, que también da nombre al libro, y que es una gozada de lectura, el libro para llevar de compañero a cualquier lugar.

No sé qué pasará cuando se muere, pero si acaso uno puede descansar en paz, espero que Javier Marías lo haga. Mientras yo y tantos millones más lo seguiremos leyendo.



lunes, 5 de septiembre de 2022

Ser

Me causa mucha gracia como ciertas personas se describen a ellas o a los demás, nombrándose de todos los nuevos modos posibles; soy: yutuber, tiktoker, twitero, influencer (que equivadría a decir también: soy un inútil con un teléfono inteligente y una conexión a internet que piensa que su irrelevante vida le interesa a los demás). Pero oh sorpresa, hay millones de idiotas pegados a las pantallas demostrando a tanto ocioso que sí les interesa cada estupidez que se les ocurra subir.

Y así, un individuo con un blog en el que teclea lo que le sale de las tripas se puede nombrar sin empacho: bloguer, escritor y poeta, aunque también podría ser twitero si postea sus entradas en la red del pájaro azul.

Y así estamos, con chicos que anhelan volverse virales y por tanto influencers, para en teoría no tener que trabajar y ser ricos. 

Me sigue intrigando qué parte de la ególatra ecuación es más deseada por estas nuevas generaciones, la fama o la riqueza. Yo diría que la riqueza sin pensarlo demasiado, pero la verdad no entiendo la fascinación que tienen los jóvenes por ser famosos y seguidos. 

¿Una patología de la necesidad de reconocimiento? No lo sé, soy bastante ignorante al respecto.



miércoles, 31 de agosto de 2022

La historia

 Se me ocurrió hacer un libro de artista en el que conjugara el estilo en acordeón con el libro normal, cosido. Y aunque no sabía muy bien cómo armarlo, poco a poco se me fueron ocurriendo cosas, y ha quedado lindo, al menos desde mi engañosa perspectiva.

Y tomando en cuenta que iban a ser bastantes páginas, se me ocurrió hacerlo con varios poemas que tuvieran algo en común, llegando a la conclusión de llenarlo con algunos de aquellos poemas de amor que le escribí a esa linda mujer que me movió el mundo y me hizo tan feliz aunque fuera por poco tiempo.

Así quedó:










viernes, 26 de agosto de 2022

presunciones 2

Y claro, el lugar donde más se nota que aquella invalidada idea sigue pegada por todos lados es cuando me enamoro. Aunque a veces no hay que llegar tan lejos, basta un poco de entusiasmo ante lo que podría ser sólo amabilidad y buena onda, para que la desprestigiada idea brille como los faros del carro de algún inconsciente, trayendo consigo todo lo que sin remilgos se presta a aparecer. 

Pero bueno, no voy por los días enamorándome de cualquiera que me pone un poco de atención, aunque creo ser muy proclive a hacerlo, todo hay que decirlo. ¿Dos veces en dos años es mucho? Seguro que lo es. Pero debo decir que fue el encuentro con dos mujeres con las que la atracción física es de lo menos atrayente.

Entonces, seguro no dispongo de una enorme muestra para decir lo que digo, pero emocionarme al grado de vernos viejos y contentos, quizá sea demasiado, incluso para alguien tan cursi como yo. 


Pero... qué otra situación podría transformar supercherías de viejas en verdades de la vida, avaladas por una marabunta de desesperados con velas prendidas y dedos cruzados. Qué cosa hay más atrayente y adictiva que el enamorarse, que enamorarse de alguien que también se está enamorando de ti, o que parece ser tan feliz como lo eres cuando comparten el tiempo que quisieras volver eterno.

Cómo no aferrarte si el señor Jorge Drexler lo canta tan lindo y elocuente: 

"...el amor que me darías, transformado volvería un día a darte las gracias."

"...donde a otro diste el amor que hoy yo te devolvería."



domingo, 21 de agosto de 2022

Presunciones

Sin pensarlo demasiado podría decir que el mayor cambio en mi forma de pensar de los últimos años es creer que no hay premios ni castigos en la vida. Aunque quizá si lo pienso con calma sería otra cosa. Que el Karma es un invento quizá menos irreal que el Infierno, pero con igual propósito, y que contrario a lo que muchos creen, demasiados se van de este plano sin pagar lo que supuestamente debían, aunque me parece que sean bastantes más a los que la vida les ha quedado a deber. Pero más que la vida, el desajuste en el saldo viene de amigos, familiares, conocidos y algún oportunista de ocasión. 

Que intentar vivir sin joder a los demás no tendría que verse como algo extraordinario, aunque lo parezca cada vez más. O ayudar a otro por un simple acto de cortesía y sólo eso.

Pero en ocasiones (más de las que me gustaría aceptar), el lado más ingenuo de mi mente se deja llevar por esas viejas ideas que supuestamente no saldrían del basurero, y que me hace pensar que quizá hice como esos que fingen tirar la pecaminosa comida al no comulgar con la dieta que se supone llevan. Tal vez sólo los escondí para luego, "por si las moscas" dicen en mi tierra. 

La cosa es que ahí están ambas posturas, la supuestamente vigente doblando la esquina donde anida la creidamente desechada, que se asoma sin pudor cada que quiere, soltando una carcajada cada que me escucha presumir que no existe más.

 



miércoles, 17 de agosto de 2022

escribir

 


Pienso que esto es escribir. Sólo esto, sólo así.

Sacar lo que hay adentro sin pensar en lo que puedan pensar los demás, a riesgo de quedar expuesto, desnudándose completamente. Si no, para qué. Las máscaras son para la calle.

Luego ya venir y hacerlo rimando, pues está un escalón muy pero muy arriba. O será que me fascinan las buenas rimas. 

Y bueno, a veces también quisiera desaparecer. 

domingo, 14 de agosto de 2022

El asunto no debiera parecernos ajeno en los tiempos que corren. Una tipa (conocida como influencer) piensa que puede ir a comer de gratis a uno de los mejores restoranes en México, sólo porque miles o quizá millones, no lo sé, viven pendientes de su vacua vida. Se cree tan famosa e influyente como para pedir trato de reina y comer comida cara sin pagarla. Señala que la forma de retribuir la comida será publicitando el restorán, tan famosa y poderosa se siente.

Hasta aquí nada raro, nada raro para estos tiempos de "influencers".

Sólo que el ofendido, porque en esta historia hay un ofendido, no se quedó callado. Y el chef Edgar Nuñez Magaña exhibió el cinismo y la desfachatez con que esta tipeja (y otros tantos millones) espera beneficiarse del trabajo de los demás.

Sólo hay que rascar un poquito para ver el cinismo al que llegan millones de este tipo de individuos. La desfachatez que tienen para pedir que les den sin querer pagar por nada.

Pero creo que es la cúspide de uno de los estilos de vida que desde hace no sé cuántos años imperan socialmente, llevado al extremo: la ley del menor esfuerzo. Del menor esfuerzo y del cinismo exacerbado. 

De cierta manera esta ley se resume en eficacia, hacer lo más con el menor esfuerzo, maximizar recursos. Quizá hasta podríamos aplicar también que "menos es más". Aunque al menos en el país tercermundista en el que vivo va por otro lado, hacer el mínimo requerido para salir del paso, que va de la mano con aquel "al ay se va", o como con aquello que hasta el más patriotero sabe: hacerlo "a la mexicana".

Aunque hay que decir que en este modo de operación de estos individuos no hay esfuerzo de por medio, sólo quieren que les den las cosas por sus lindas y filtradas caras. 

Y bueno, cada vez más niños y adolescentes aspiran a vivir así.

miércoles, 10 de agosto de 2022

Llevo días cargando una modorra gigantesca para escribir. Bueno, incluso para publicar, que tengo por ahí algo escrito para simplemente subirlo, pero también me ha dado pereza. Era primero de agosto y pensé que era un buen día para publicar algo, pero me volvió a ganar la apatía. Siento que el asunto va más por este lado de apatía, aunque ésta lleva consigo a la pereza inevitablemente.

Y creo también poder distinguir entre lo que se supone un bloqueo de escritor, de página en blanco, y este asunto apático perezoso que se apoderó de mí y de mi pobre fuerza de voluntad.

Sé que sentándome y obligándome a teclear, tarde o temprano algo saldrá, de hecho algunas veces pasa que tengo que dejar varias entradas abiertas porque mientras voy tecleando, en ocasiones aparecen más ideas de las que puedo manejar. Siento que he alcanzado ese pequeño escalón, que en realidad no supone un gran logro, aquí escribo cualquier cosa: no hay tema ni mínimo de palabras, la única restricción sería mi de repente pudorosa vergüenza.

Y sé que nada pasa si no publico nada. Pero sí siento que me fallo al no hacerlo. ¿Será un mero asunto de vanidad o de amor propio? Me inclino a pensar lo primero.





ser o no ser

 


 

Paradógico asunto.

Le dice el personaje de Laura Linney a David Gale, encarnado por Kevin Spacey, en La vida de David Gale: primero nos quejamos de que nos miren como simples objetos de deseo, y años después ya ni siquiera nos miran. Y lo anhelamos.

Dicen que le gustamos a quien no nos interesa y estamos embobados por quien nunca nos hará caso, o como escribió Sor Juana:

Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.

 

miércoles, 27 de julio de 2022

mi silencio

Francamente pienso que este es uno de los mejores poemas que escribí, en aquellos días de la ruptura que terminó en apasionada reconciliación, en aquellos días de sentarme a poner en letras lo que ya estaba escrito dentro y sólo necesitaba salir, o así lo siento.
 
Complicadísima situación. Que un bocazas como yo, narcisista revanchista acostumbrado a demostrarle a quien dice amar que él y sólo él tiene razón. Y bueno, sí lo logré. Tampoco era tanto el tiempo de mantener la boca sellada.
 
Y entre el silencio impuesto salió esto:

 

Te ofrezco mi silencio como mi amor más puro
quizá el más transparente que te pudiera dar.
Te ofrezco mi silencio deseando estés radiante
sin que los días te agobien con su mediocridad.

Me quedaré callado, no dudes que te amo
ni dudes que te pienso cada día un poco más;
no dudes de mis versos ni dudes de mis manos,
ni dudes de mis ojos que tanto te dirán.

Espero que me pienses al menos un poquito
y que tengas presentes "esos" besos de amar;
con besos o en silencio te grito que te amo,
sabes que soy sincero, no lo debes dudar.

Te ofrezco mi silencio muriendo por hablarte
te ofrezco mis palabras para la eternidad.

 


 

miércoles, 20 de julio de 2022

pintando


Estoy totalmente convencido de que he aprendido a pintar en Youtube. Sobre todo a pintar acuarelas, aunque también he aprendido algunas cosas sobre óleo. Porque si bien había pintado algunas acuarelas, lo había hecho como dice la sabiduría popular: como dios me dio a entender; como mi lógica me dijo que debería hacerlo. Pero luego de ver algunos videos pude ver muchas cosas que desconocía, y sí, he aprendido bastante.
 
Y para sorpresa mía, también he visto que desconozco muchos aspectos de la pintura al óleo, pero al pensarlo un poco resulta obvio, fui a pintar junto a señoras en su mayoría ociosas que buscaban cómo pasar los días. 

Creo que de quien he aprendido más es de Alpay Efe, un artista británico que pinta unos retratos que me encantan. Y curiosamente en sus videos no habla sobre cómo pinta ni cómo pintar, simplemente vemos un resumen de cómo va pintando mientras él habla sobre algo que le parece importante. 

Y ahí estoy, intentando entender lo más que puedo mientras me maravillo viendo lo que hace, lo fácil que se ve su pintura. Y aprendiendo, sigo aprendiendo.




Fenómeno

Cuando me volví aficionado al beisbol, hace ya demasiados años, comencé a escuchar historias de gestas heróicas y de jugadores increíbles que las habían realizado, y a reverenciar a hombres que en su mayoría llevaban ya muchos años muertos. Y entre todos esos ídolos resaltó uno, quizá el más grande, el más famoso seguro: Babe Ruth, el Bambino.

Y entre todo lo que se contaba de George Herman Ruth, resaltaba un hecho extraordinario, comenzó su deslumbrante carrera lanzando y bateando. Y al parecer no era un lanzador cualquiera, sino extraordinario. De sus proezas con el bat saben incluso quienes jamás han mirado un juego de beisbol, así de grande es su leyenda. 

Pues bien. Hace tres temporadas llegó a Grandes Ligas un japonés con esa extraordinaria característica del Bambino: ser un gran lanzador y un gran bateador. Shohei Ohtani es su nombre, y sus proezas con la bola o el madero nos siguen asombrando. Pienso luego de ver sus hazañas que le han dado erroneamente el adjetivo de fenómeno a tantos otros. Claro que no a Charlie Ward, Deion Sanders o Bo Jackson.

Esta es su tercer temporada y Shohei sigue lanzando y bateando como los mejores. El año pasado sus estadísticas estuvieron entre las de los mejores pitchers y junto a los mejores honroneros. Y por supuesto que fue nombrado el Jugador más valioso de la Liga Americana. Es algo que nunca creí ver, y que no es la flor de un día, el señor Ohtani sigue sacando la pelota de los parques y ponchando rivales como el mejor.

Y a pesar de todo esto, apenas hace unos días lo pude ver jugando un partido. Sí, lo había visto volndo la pelota y ponchando bateadores en resúmenes deportivos, sobre todo hace tres años, cuando volteó todos los ojos de los aficionados hacia él. Pero como no juega en un equipo de gran cartel son pocos sus partidos televisados. El año pasado iba a verlo pero cuando comencé a ver el juego Shohei ya había salido pues le dieron de palos desde la primera entrada, y en algo bastante peculiar, su manager debió manejar como se hacía antes en la Liga Nacional cambiando de pitcher cada que le tocara batear al lanzador de turno.

Pero bueno, por fin lo vi. De casualidad. Llegué al televisor poco minutos antes de comenzar el partido y al saber que él lanzaba me acomodé para verlo. Ponchó a más de 10 en seis entradas y produjo dos carreras con un triple. Ganaban 3-1 en la séptima.

Parece que quedan muchos años para seguir viendo al fenómeno japonés.

 



miércoles, 13 de julio de 2022

¡Sí se puede!

Me parece que fue el mítico cierre de un juego de beisbol de la final del Campeonato mundial de Ligas pequeñas del año 1998, el que vio como ese anhelante grito presagiaba la espectacular voltereta que dejó campeón al equipo mexicano. Esos empecinados padres que no dejaron de corear y de apoyar, porque el beisbol posibilita eso, la remontada de las carreras que sean en el momento que sea, y ya lo dice aquel viejo adagio que los aficionados al rey de los deportes hemos comprobado bastantes veces: las grandes tragedias se escriben con dos outs. Sí, cuando pareciera que el fin y la victoria están a un sólo paso, a un sólo strike muchas veces.

El partido se transmitió por televisión abierta, y mi hermano y yo fuimos testigos de la hazaña de los chicos de Monterrey, con el telón de fondo del que se convertiría meses después en canto de batalla para la selección de futbol de México. 

Pero supongo que la mayoría de la multitud que coreó la anhelante afirmación por vez primera en un partido en el que México perdía, en el Mundial de ese mismo 98, escuchó el grito en otra voltereta espectacular (atribuyendo poderes mágicos al deseoso cántico) en el estadio Nemesio Diez de aquí de Toluca, cuando el 10 de mayo, los Diablos se levantaron de un 4 - 1 global, para quedar campeones después de más de veinte años y coronar una temporada que desquició la ciudad y encumbró a Cardozo como el gran ídolo que es.

De alguna forma en el partido de vuelta, con un 1 - 2  en contra, perdíamos 2 - 0 en el minuto dos, y parecía que la gran temporada se convertiría en otra desilución para esta ciudad que por fin podía ser feliz gracias a su equipo de futbol, precisamente un día de la madre. Y entonces en la grada se comenzó a expandir poco a poco ese grito que había empujado a los niños pocas semanas antes para ser campeones: ¡Sí-se-puede! ¡Sí-se-puede! ¡Sí-se-puede! Y tras la voz de ataque de Taboada, el milagro se construyó con el grito como mantra.

Y tras aparecer también en Francia en aquel mundial, en el que tal vez estuvimos más cerca que nunca de lograr la hazaña, se volvió parte de la grada. 

 

Aunque no sé, a mí el grito en ese contexto futbolero me suena a complejo de inferioridad. Nos sentimos menos, pero hay que intentar creer que aún así es posible ganar un partido y salirnos de aquel jugamos como nunca y perdimos como siempre.

 



Y hace pocos días, escucho a las gradas de Madrid alentar a Nadal con ese, para mí patético: ¡sí se puede! Qué cosas.

lunes, 4 de julio de 2022

entre ladrones te veas

Es cierto que hay de ladrones a ladrones.

Está ese robo inevitable al que pienso yo que se refiere Picasso con su célebre frase. No podemos dejar de subirnos en hombros de gigantes, ni de emular o copiar con cierto descaro aquello que nos parece fascinante, y que, al menos hasta este momento, somos incapaces de emular en cuanto a calidad y vanguardia.

O copiarlo sin querer, sin darnos cuenta, fruto de la admiración por esa obra ajena, por el contacto constante.

La contraparte es el plagio descarado. El cínico robo de lo que alguien más talentoso, y por lo que puede verse, con más moral, ha podido hacer. 

La forma más burda de autoengaño, la más vergonzosa seguro. Aunque estos tiempos me hacen pensar en una nueva significación de la vergüenza. Parece que esas cosas que a mí me lo parecen en grado tan obvio, a tantos otros no. Me inclino a pensar que es por el mal de muchos, que consuela a tantos tontos "emperadores" en calzones que creen vestir sus mejores galas, mientras algunos no podemos evitar la carcajada ante la grotesca imagen.

¿Robar un beso? Sí claro, pero sólo teniendo muchas más certezas que dudas sobre sobre el resultado de hacerlo.



lunes, 27 de junio de 2022

apuntes sobre escribir VII

Hace ya algunas semanas que le doy vuelta al asunto de comenzar a escribir otro libro (qué mamón suena eso de "escribir otro libro", pero tampoco me parece decir "escribir un libro" si ya he escrito dos). Una novela más novela. Me refiero a algo que no pueda parecer el conjunto de relatos sin relación para alguien algo despistado. No he podido. Mi pereza hace alianza con otros defectos míos que se aferran a decirme que ellos mandan. Y tantas veces eso pareciera.

Un primo me dijo hace poco que yo era alguien que no procrastinaba. Ja, ¿eso cree? Quizá eso le puede parecer a alguien que no me conoce demasiado a pesar de que nuestras madres nacieron juntas y tenemos la misma edad. He hecho algunas cosas, pero cuántas más he dejado de hacer. Aunque nadie se da cuenta porque no ando alardeando futuros inciertos. De hecho recuerdo la sorpresa y/o la incredulidad de tantos cuando le dije al mundo (mi mundo) a través de facebook que había publicado un libro.

Pero bueno, no me he puesto a teclear sobre una nueva historia que a ciencia cierta no sé para dónde iría. Tengo algunos nortes de cosas sobre las que me gustaría explorarme, ver hacia dónde me muevo una vez que me ponga a escribir. Creo que escribir activa mecanismos del inconsciente y te muestra cosas que te llegan a sorprender.

Pero sigo escribiendo. Aquí. Cada semana. Algunas semanas más, algunas semanas nada. Me he cumplido la promesa de publicar todas las semanas por nueve años. Sigue siendo de las cosas más satisfactorias de mi vida, de mis más íntimas alegrías. Y es que en este caso la procrastinación con sus aliados son vencidos por mi implacable vanidad. Ya se dijo en aquella película argentina que para escribir sólo se requiere de lápiz, papel y vanidad. 

¿Será enorme o implacable la mía? Aquí me tiene, cuidando mi pequeño y lindo refugio.




jueves, 23 de junio de 2022

otra estupidez

Una vez, una amiga muy católica, pero que sabía perfectamente que yo no creo en dios, y a pesar de ello éramos buenos amigos, como debe ser; me envió al whatsapp un video de propaganda conservadora, y en mi opinión, bastante medieval, de un grupo que me parece, te invitaba a boicotear a Disney, por la grandísima ofensa de haber puesto al personaje de Lefou, el "correveydile" de Gastón en la Bella y la Bestia, abiertamente gay. Y alegaban, en una lógica que sólo ellos entienden, que el emporio del ratón quería, vilmente, convertir a todos nuestros niños en homosexuales (no vi más allá de pocos minutos y no lo terminé de ver, pero supongo que ese era su único objetivo), y por tanto, en unos auténticos degenerados.

Precisamente lo mismo que ahora argumenta la parte más retrógrada de la sociedad, o al menos es lo que creo luego de ver tantos memes al respecto. Resulta que un poder enorme y desconocido planea convertir a sus queridos hijos en seres inmundos, inmundos para ellos claro, que son homófobos confesos, y para quienes lo peor que podría pasar sería tener un hijo gay.

Lo que sé es que hay en la película de Buzz Lightyear una pareja lésbica que en algún momento se besa. Eso es lo que sé, no he visto la película. Pero ese es el enorme pecado con el que Pixar y Disney atormentan a tantos puritanos. Sólo eso. La nimiedad de dos personas que se demuestran su amor con un beso.

Pero creo que una de las cosas en las que deberían pensar todos esos que creen en el poder extraordinario de una película animada, es en cuantísimas imágenes, videos, películas y un inmenso etcétera de contenido heterosexual y misógino, se han tenido que tragar por años chicos homosexuales, en el afán idiota e ignorante de sus padres por volverlos "normales" y quitarles lo marica. 

¿Cuántas tetas y nalgas han mirado sin que se les lleguen a antojar ni siquiera un poquitín?

obviamente no hay imagen del mentado beso


lunes, 20 de junio de 2022

 "Si van a despreciarte porque eres lo peor
de una vez que se enteren que no tienes arreglo"
que ya no te interesa demostrar nada a nadie
y el arreglo es absurdo pues no estás descompuesto.

Si te miran molestos porque eres diferente
quizás con su mirada evidencian sus miedos
la frustración de verse en un cuadro encerrados
ver tu desfachatez, sentirse prisioneros.

Y si te ves tranquilo y puedes sonreír
aunque el sincero espejo te refleje siniestro,
has cruzado un pantano aunque nadie se entere
posees medicina que se vuelva tu aliento.
 
Mas no cantas victoria, conoces la verdad
porque ese aliento pronto pierde todo su crédito,
aunque en tu vanagloria se deleite con ganas
se esfuma en un instante, no sirve de pretexto.




viernes, 17 de junio de 2022

Lupita

Su casa se convirtió en mi lugar favorito, el lugar en que tantas veces me refugié y en el que fui tan feliz. El lugar de tantas canciones y tantos juegos, de tantas risas y alegrías, de bromas en doble sentido y pendejeamiento para nosotros, de tantos brindis, de tanto chisme; el lugar de tanto amor. 

Porque mi queridísima tía estaba llena de amor, que te dejaba sentir en esas palabras tan suyas que a ciertas personas escandalizaban: ¡fíjate wey!, ¡ay tan pendejo!, ¡ya te gustó cabrón!; o en un te quiero. El que nos demostraba al cocinar o al hacer un pastel. Con ella comprobé aquello de que cocinar es un acto de amor. Ahora recuerdo que hace pocas semanas le dije que la iba a ir a ver y me cocinó un espagueti delicioso porque sabe que me encantaba su espagueti.

Podría escribir y escribir sobre mi querida Lupita y eso no podría reflejar cuánto nos queríamos, que como bien me dijo Tamara: es tu tía favorita.

Sólo sé que la voy a extrañar demasiado.

 


 


lunes, 13 de junio de 2022

un divague

"Si van a despreciarte porque eres lo peor

de una vez que se enteren que no tienes arreglo"

que ya no te interesa demostrar nada a nadie

y el arreglo es absurdo pues no estás descompuesto.

 

Esas primeras dos líneas de estos versos, son de la primera página de Puedo explicarlo todo de Xavier Velasco. Y me ha resultado bastante interesante el haberme dado cuenta de que ambas partes de la oración medían lo mismo; con mi suposición confirmada en perfectos Alejandrinos, listos para jugar con ellos y seguir escribiendo versos que acompañen a esos dos primeros. 

Además, esa línea de Velasco me habla de frente. Y eso me parece irremediable, que me vea en líneas como ésa. Como esa o como algunas otras que resultan, podríamos decir, más vergonzosas. Pero lo que verdaderamente me sorprende es que haya podido escuchar los versos en mi cabeza al leer la oración.

Y aunque decía Picasso que hay que tomar lo que necesitemos sin pudor (palabras más, palabras menos), no puedo dejar de entrecomillar lo que no es mío. Honor a quien honor merece. 

No llego a ser un Ladrón. Incluso por ahí rondo la mediocridad. Más bien soy un raterillo que toma las cosas con demasiado miedo a ser descubierto. Como por ahí escribí hace tiempo: yo me siento un gran ladrón/ mas soy un vulgar ratero. Las diferencias son grandes entre uno y otro.

Recuerdo también en una película (One chance) a Luciano Pavarotti diciendo a Paul Potts que para cantar ópera debía tener la valentía de un ladrón; la osadía necesaria para pararse sobre el escenario y adueñarse de él. 

Aun así, pienso que tomar lo que otro ha escrito para unirlo a lo propio y no hacer la separación entre ambos, equivale a un tipo de robo mucho más vergonzoso que cualquier otro.

martes, 7 de junio de 2022

tres grandes

En un mundo ideal, me habría gustado que Nadal, Djokovic y Federer hubieran quedado en 20 Grandslams por cabeza, o el número que fuese pero los tres el mismo número de títulos grandes.

El mundo, lo llegamos a saber todos a cierta edad (espero), nunca es ideal. Ni justo, ni perfecto, ni parecido lo más mínimo a las historias que nos contaron de pequeños. Pero habría sido una linda situación que los tres extraordinarios jugadores terminaran sus carreras con el mismo número de trofeos de Grandslam.

Y aunque soy fan de Rafa (ha quedado bastante claro en el posteo anterior), me parece un absurdo ponerse a discutir sobre quién de los tres fue mejor que los otros dos. Ya dije que creo que Rafa superó a Roger y a Novak, pero cada aficionado puede encontrar estadísticas contundentes a favor de su tenista predilecto.

Pero después de que Rafa volvió a levantar la Copa de los Mosqueteros el pasado domingo, muchos analistas supuestamente neutrales han cargado sus fichas hacia el español, como es lógico.