viernes, 30 de septiembre de 2022

21 de septiembre

 

Nos pasamos por la vida diciendo demasiadas cosas. Cosas irrelevantes, cosas repetitivas, cosas que a nadie interesan mas que a nosotros. 

Y de entre las palabras que pasan por nuestros labios hay algunas que son parte de frases o ideas que leímos o escuchamos, y que nos parecen brillantes. Motivo por el que a veces sin siquiera venir al caso, sacamos ese que consideramos nuestro pequeño diamante de sabiduría. Siempre es más tentador alardear de ser sabio que de ser idiota, aunque de lo segundo tenemos pilas y pilas de evidencia.

Y bueno, debo decir que me parece genial la frase de Borges con la que comienza mi posteo, a pesar de que no recuerdo haberme ensalzado con ella; aunque siempre sobrará tiempo para ello. 

El olvido como única opción. El único recurso ante la traición. Seguro el justo medio entre la venganza y el perdón, el equilibrio quizá. 

Creo recordar que la primera vez que me enfrenté a ella me pareció una idea sublime. El recurso de un alma libre y superior, que no anda jugueteando con hipotéticas venganzas y falsos perdones embarrados de rencor.

Y luego escucho esta canción:




domingo, 18 de septiembre de 2022

Cómo

 Cómo intentar ser amable
sin quedar como un estúpido.
Cómo triunfar en la vida
no careciendo de escrúpulos.
Cómo intentar ser dichoso
sin depender de los músicos.
Cómo intentar no hacer trampa
y no quedar siempre el último.

Cómo embriagarme de vida 
y conservarme algo lúcido.
Cómo dejarte de amar
cerrar por fin el capítulo.
Cómo decir lo que siento
guardando mi lado púdico;
si el mayor miedo que tengo
es al ridículo público.

Cómo encajar en el mundo
sin querer tomar cianuro.
Cómo sentir que soy alguien
y no sólo un simple número.
Cómo saber si esa güera
no pueda ser algún súcubo,
que aproveche mis falencias
y resulte un energúmeno.

Cómo quedarme callado
y no ponerme sulfúrico.
Cómo esperar a que llegues
sin apurar los minutos,
no intentar enamorarte
soltándote mi discurso
con el que quiero que pienses
que soy un tipo profundo.



lunes, 12 de septiembre de 2022

Javier Marías

 Este blog es testigo de mi admiración por Javier Marías. Su nombre y los de algunas de sus novelas están aquí como testigos de ello.

Lo he disfrutado varios años y sus libros me acompañarán hasta que me vaya de aquí, porque si hay libros que merecen releerse son estos. Y no le he leído todo, así que lo seguiré acompañando y descubriendo.

En esa fiebre por las listas que trajo la cuarentena, me invitaron a hacer una con mis diez libros favoritos hasta ese momento. El nombre de mi admirado madrileño apareció dos veces: con Corazón tan blancoNegra espalda del tiempo, que hasta antes de releer Rayuela tenía el puesto de mi libro favorito. Libro que estará quizá empolvándose donde sea que lo tenga la mujer que más he querido. Pero esas son algunas de las estupideces que uno hace supuestamente por amor.

Un gran día me encontré por una muy afortunada casualidad una compilación de todos sus cuentos, en un volumen que reunía sus dos libros de cuentos y un relato largo que entonces me enteré que era inencontrable ahora, pero que yo tenía, y que de hecho es el primer libro suyo en mi poder: Mala índole, que también da nombre al libro, y que es una gozada de lectura, el libro para llevar de compañero a cualquier lugar.

No sé qué pasará cuando se muere, pero si acaso uno puede descansar en paz, espero que Javier Marías lo haga. Mientras yo y tantos millones más lo seguiremos leyendo.



lunes, 5 de septiembre de 2022

Ser

Me causa mucha gracia como ciertas personas se describen a ellas o a los demás, nombrándose de todos los nuevos modos posibles; soy: yutuber, tiktoker, twitero, influencer (que equivadría a decir también: soy un inútil con un teléfono inteligente y una conexión a internet que piensa que su irrelevante vida le interesa a los demás). Pero oh sorpresa, hay millones de idiotas pegados a las pantallas demostrando a tanto ocioso que sí les interesa cada estupidez que se les ocurra subir.

Y así, un individuo con un blog en el que teclea lo que le sale de las tripas se puede nombrar sin empacho: bloguer, escritor y poeta, aunque también podría ser twitero si postea sus entradas en la red del pájaro azul.

Y así estamos, con chicos que anhelan volverse virales y por tanto influencers, para en teoría no tener que trabajar y ser ricos. 

Me sigue intrigando qué parte de la ególatra ecuación es más deseada por estas nuevas generaciones, la fama o la riqueza. Yo diría que la riqueza sin pensarlo demasiado, pero la verdad no entiendo la fascinación que tienen los jóvenes por ser famosos y seguidos. 

¿Una patología de la necesidad de reconocimiento? No lo sé, soy bastante ignorante al respecto.