Y en esta relectura de
Rayuela hice un subrayado. Frases maravillosas, ingeniosas, absurdas, cómicas, enigmáticas. Aquí algunas:
Sabía que sin fe no ocurre nada de lo que debería ocurrir, y con fe casi siempre tampoco.
La cama es como una traición.
Se produce uno de esos silencios comparables, según Genet, al que observan las gentes bien educadas cuando perciben de pronto, en un salón, el olor de un pedo silencioso.
Todo desorden se justificaba si tendía a salir de sí mismo, por la locura se podía acaso llegar a una razón que no fuera esa razón cuya falencia es la locura.
Cada vez sospecho más que estar de acuerdo es la peor de las ilusiones.
Pobre amor el que de pensamiento se alimenta.
La razón sólo nos sirve para disecar la realidad en calma, o analizar sus futuras tormentas, nunca para resolver una crisis instantánea.
La madurez, suponiendo que tal cosa exista, es en último término una hipocresía.
Convencido de que el recuerdo lo guarda todo y no solamente a las Albertinas y a las grandes efemérides del corazón y los riñones...
No estábamos enamorados, hacíamos el amor con un virtuosismo desapegado y crítico.
Aunque hiciéramos tantas veces el amor la felicidad tenía que ser otra cosa.
Todo me decía que apenas recobrara la independencia dejaría de sentirme libre.
¿Por qué no aceptar lo que estaba ocurriendo sin pretender explicarlo, sin sentar las nociones de orden y de desorden...
Cuántas palabras, cuántas nomenclaturas para un mismo desconcierto.
Le preocupó que ella se creyera colmada, que los juegos buscaran ascender a sacrificio. Temía sobre todo la forma más sutil de la gratitud que se vuelve cariño canino; no quería que la libertad, única ropa que le caía bien a la Maga, se perdiera en una feminidad diligente.
Sintió una especie de ternura rencorosa, algo tan contradictorio que debía ser la verdad misma.
Estaba a esa altura del vodka en que la noche empieza a ponerse magnánima.
Los recuerdos sólo pueden cambiar el pasado menos interesante.
Es raro cómo se puede perder la inocencia de golpe, sin saber siquiera que se ha entrado en otra vida.
Ese desagradable sentimiento de que allí donde termina nuestra presunción empieza nuestro castigo.
Lo del progreso en el arte son tonterías archisabidas. Pero en el jazz como en cualquier arte siempre hay un montón de chantajistas.
Yo hablo como puedo, no sé decir lo que siento.
Nunca me quisiste, era otra cosa, una manera de soñar.
Hacíamos el amor como dos músicos que se juntan para tocar sonatas. –Era así, el piano iba por su lado y el violín por el suyo y de eso salía la sonata.
No somos adultos, Lucía. Es un mérito pero se paga caro.
En realidad después de los cuarenta años la verdadera cara la tenemos en la nuca, mirando desesperadamente para atrás.
Pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes...
Yo describo y defino y deseo esos ríos, ella los nada. Yo los busco, los encuentro, los miro desde el puente, ella los nada. Y no lo sabe, igualita a la golondrina.
Yo en realidad no tengo nada que ver conmigo mismo.
Es que la felicidad es solamente de uno y en cambio la desgracia parecería de todos.
Supongo que buscamos algo así, pero casi siempre nos estafan o estafamos.
Si hablamos de amor hablamos de sexualidad, al revés ya no tanto.
Estás usando palabras. Les encanta que uno las saque del ropero y las haga dar vueltas por la pieza. Realidad, hombre de Neanderthal, míralas cómo juegan, cómo se nos meten por las orejas y se tiran por los toboganes.
La realidad está ahí y nosotros en ella, entendiéndola a nuestra manera pero en ella.
También el infierno se ha abaratado.
Cómo cansa ser todo el tiempo uno mismo.
El peor de los olores, la mugre humana.
A Talita le parecía que también era bueno acumular pruebas tangibles de la inexistencia de Dios o por los menos de su incurable frivolidad.
Buscás eso que llamás la armonía, pero la buscás justo ahí donde acabás de decir que no está, entre los amigos, en la familia, en la ciudad.
Es incapaz de perseverar, no tiene el menor sentido de las distancias, el tiempo se le hace trizas en las manos, anda a los tropezones con el mundo. Gracias a los cual, te lo digo de paso, es absolutamente perfecta en su manera de denunciar la falsa perfección de los demás.
Hay el cansancio de haber perdido el tiempo en los cafés, leyendo diarios que son siempre el mismo diario...
¿Por qué, a ciertas horas, es tan necesario decir: <Amé esto>?
Morelli entiende que el mero escribir estético es un escamoteo y una mentira.
¿Para qué sirve un escritor si no para destruir la literatura?
Su libro es una provocación desvergonzada como todas las cosas que valen la pena.
Para mí el mundo está lleno de voces silenciosas. ¿Significa eso que soy un vidente o que tengo alucinaciones?
Qué voy a escribir, para eso hay que tener alguna certidumbre de haber vivido.