viernes, 28 de agosto de 2020

otro fiel amigo



El fiel traidor

Hace falta tener un Judas a mano, un gran amigo al que poderle confiar la vida, o en este caso, el término de ella. Cuya fidelidad hacia nuestra persona le impida rebatirnos los motivos por los que queremos hacer eso que queremos hacer. Que si no nos comprende, no nos riña. Que nos respete lo suficiente para creer en nuestra palabra, y cumplirla.

Pero como en este mundo parecen tener en ciertos aspectos más derechos los animales que las personas, y una persona debe sufrir hasta que la naturaleza le corte la existencia, carecemos de la posibilidad de morir dignamente antes que seguir sufriendo hasta quién sabe cuándo.

Se necesita una voluntad amiga, una voluntad inquebrantable, que no escuche a las voces que se creen más autorizadas y nunca equivocadas. 

martes, 25 de agosto de 2020

la casa vacía

Luego de no ver a Gil por más de tres meses, estuvo con nosotros casi seis semanas seguidas. Ayer entró a clases y regresó con su mamá.


Mi corazón anda triste
hoy la casa está en silencio
tras semanas tan felices
lo resiento hasta en los huesos,
porque hoy extraño tu abrazo
apretarte aquí en mi pecho
hacerte algunas cosquillas
aunque se te salga un pedo.

Han sido días tan felices
tantas semanas sin peros
y aunque ya buscas tu espacio
también hubo muchos juegos,
intento darte batalla
no olvidarás el diez cero
ni las risas compartidas
los abrazos, los tequieros;
la complicidad tan simple
las películas que vemos.

Ni yo olvido la ternura
que me obsequiaste sincero
al contarte que la vida
me regaló un amor nuevo
una mujer muy hermosa
con quien quiero hacerme viejo.


sábado, 22 de agosto de 2020

mi banda sonora

Mi querido Gavrí Akhenazi me invitó a llevar a cabo una de esas dinámicas que se popularizaron en Facebook a raíz del confinamiento, que consiste en postear veinte álbumes que conformen la banda sonora de mi vida. Veinte discos que significaron algo mientras me hago viejo. 

La verdad es que yo no tengo una gran cultura musical y dicen mis amigos que mis gustos son de viejito o que podría escuchar música acompañando a sus padres, lo que no sería descabellado. 

Y aunque hay canciones que me gustan mucho y que forman esa banda sonora que me acompaña, quedan fuera de este compilado por obvias razones.

En fin, esto es lo que me define en muchos sentidos:


En mi niñez:




Mi adolescencia:








Mi juventud:




martes, 18 de agosto de 2020

Canción del enamorado

Estos aparecieron el sábado, luego de recordar aquella Canción de los ardidos del gran Martínez Quintero. Cursis, claro.


Versitos irresponsables
buscando tu aprobación
pintarte alguna sonrisa
sembrarme en tu corazón.

Versitos romanticones
cursis como no habías visto
mas con ellos me desnudo 
presa de mi propio instinto.

Encuerarme es peligroso
más con tanto desparpajo
pero estando en tu mirada
camino sin ver atajos.

Y sigo armando castillos
de naipes y de algodón
consciente que mi sonrisa
podría morir de un tirón.




Canción de los ardidos

Tú me ves igual que un sapo,
pero puedo ser un príncipe
o un cacique mexicano 
que asesina con el índice.

Tú me ves como a un marciano
que aun en Marte cree en la virgen
bien pudiera ser el diablo
con la excusa de ser Nietzsche.

Tú me crees un bicho raro
lo cual me parece lógico,
si tú nadas entre nubes
y yo en el lodo biológico.

Mi dolor es justo y sabio,
y sufre cuanto sucede
tú me tienes en tus manos
¡y me das donde me puede!


miércoles, 12 de agosto de 2020

cegueras

¿Cuántas veces has agredido a una mujer por el simple placer de sentirte superior?
Por ese jodido gusto de saberte con la razón.
Sólo tú.
Y saber ahora que sólo es tu ego dominándote.
Dominando a un niño idiota.
Pero además...
¿De qué te ha servido?



domingo, 9 de agosto de 2020

Un libro de artista



¿Será cierto que la inspiración acude a las almas atormentadas con más facilidad que con las felices? 

Tomé uno de esos poemas que le escribí a la mujer que amo para intentar hacer eso que había descubierto hace poco: un libro de artista. Me suena pretencioso el nombre, pero eso es lo de menos. 

Seré breve. El poema le había gustado. Verlo así le gustó mucho más.






viernes, 7 de agosto de 2020

divagues

Tenías razón, ya me chingué. 
O al menos eso parece hasta ahora.
Me preguntas: por qué me quieres, como preguntando por la cosa más inverosímil. Te respondo que no sé por qué, que sólo sé que te quiero, como escribí en uno de tantos versos. Y creo que eso es amar, sentir algo tan intenso sin tener idea de dónde ha salido todo.

He interrumpido la ensoñación de tantos planes. No me puedo ir si ella está sola. Aunque nunca está sola, pero no puedo dejar a mi padre solo. Él también necesita ir a cagar. 

Y sigo pensando en el cáncer, porque ahí está el hijo de puta. He visto cuánto te has recuperado, pero nuestras victorias no me nublan la visión. Será que soy tan pesimista. Sé que nos puede sorprender en el momento más feliz, en el que menos pensemos en él. Y no sé si esté preparado, aunque creo saber que tengo más paz que antes. 

En fin, en realidad no sé nada. Aunque creo saber que te quiero.

domingo, 2 de agosto de 2020

Mi hijo y mi libro

Gil acaba de terminar de leer el libro que escribí, que espero no sea el único, aunque ya me tardé demasiado intentando escribir el siguiente. Me desvío, desde la primera línea esta vez. Presenté el libro hace dos años aquí en Toluca. Digo, ya me había autopublicado, por qué no también organizarme una presentación en sociedad para mi otro vástago. Invité a una amiga escritora y ella me hizo el favor de hacer la presentación. Y aunque con mucha menor afluencia de la que esperaba, quedó lindo el evento.

Luego de lo que llevaba preparado Laura sobre el libro, yo leí un fragmento de un capítulo, y luego hablé sobre mi proceso al escribir eso que había escrito, respondiendo preguntas de las personas que amablemente asistieron. Gil escuchó la charla, aunque no creo que con demasiada atención porque estaba con sus primos y con ellos se divierte demasiado. Luego, supongo que unos días después, me dijo que quería leer el libro. Le dije que cuando cumpliera catorce. 

Así que, entre la ropa que le regalé por su reciente cumpleaños, venía el pequeño libro con el nombre de su padre en la portada. Y unos días después comenzó la lectura. Luego de seis o siete capítulos me dijo que le estaba gustando mucho, y que le parecía que lo que había escrito era muy sincero. Pienso que esa es la mayor cualidad o el mayor halago que le pueden encontrar a tu escritura. Si no se es honesto al escribir, ¿para qué hacerlo?

Por alguna razón no pude escribirle una dedicatoria antes de dárselo, los enigmas del inconsciente. Preferí no hacerlo todavía a escribir cualquier cosa. Como decía, recién lo ha terminado. Le escribí en él que me alegra mucho poder compartir también esto con él. Es satisfactorio y es lindo, muy lindo.