jueves, 30 de abril de 2020

de pensamientos mágicos


Es tan tonto creer que la vida te debe algo, que todo el sufrimiento o la miseria vivida te hacen merecedor de cierto premio. No. Los lindos casi siempre tienen cosas lindas, no han hecho nada para merecer lujos y privilegios, y generalmente su comportamiento deleznable no termina con ellos; la mayoría de las veces crecen. Y si llegan a cometer una falta o delito, seguro también se libran de un destino carcelario: hay quien nace entre algodón y quien lo hacen entre la mierda.
Pensar que mereces un buen amor porque el anterior te destruyó completamente es una completa estupidez, pero nos han hecho creer que es lo justo. Te mereces esto y te mereces aquello y te mereces todo. Y seguramente no te mereces nada. Lo verdaderamente cierto es que a pesar de haber llevado una vida buena y caritativa quizá te quedes esperando esa recompensa que te dijeron te daría la vida.

Aun así, me sigue encantando cantar eso que dice: cuánto me debía el destino que contigo me pagó. Sobre todo si hay tequila para lubricar la garganta: todo funciona mejor cuando está lubricado.



lunes, 27 de abril de 2020

el choque de ambulancias

La vida nos encontró
caminando sin fijarnos
y aunque falso pareciera
pronto nos enamoramos;
entre esa charla tan linda
–los ojos compenetrados–
la sinceridad a flote:
nuestras almas se hermanaron.

Yo ya no esperaba nada
ya sólo encuentros mundanos
darle algún calor al cuerpo
y a la risa algún resabio.
Y llegas tan deslumbrante
a pesar de los estragos
que te ocasionaron otros 
cuando en tu lecho jugaron.
Igual de decepcionada
sin esperar nada a cambio
de esas palabras sagradas
que el corazón me curaron.

Y nos hablamos sin miedo
el alma puesta en la mano
mostrando nuestras carencias
y los huecos que quedaron.

Y hoy a tan pocos días
sin miedo nos arriesgamos
a soñar la vida juntos 
llenos del amor más claro.

viernes, 24 de abril de 2020

Frente al espejo

A veces viendo al espejo
no se reconoce el hombre
se ven los ojos y el pelo
mas el reflejo es informe;
ojos con la vida extinta
con la mirada tan pobre.

Y es que por los ojos sale
lo que nos quema por dentro
pesares acumulados
las memorias, nuestros muertos,
las tristezas cotidianas
el polvo de tantos sueños.

Días pasan, se acumulan,
se vuelve el reflejo hábito
el parco rostro común
ya miramos de costado,
la mecánica sonrisa
amable tiende su mano.

Y así vamos por los días
transitando entre tinieblas,
tinieblas llenas de dicha
de disfrazada miseria,
y el reflejo acostumbrado
sin inmutarse se queda.



jueves, 23 de abril de 2020

de ciertos gustos

Me hubiera gustado cantarte una canción. Quizá podría cantarla sin mayor problema, mis lágrimas ya me dan chance de decir o de cantar lo que quiero, a pesar de que inunden mis ojos.

Pero sé que nunca te gustó escucharme cantar. Toda tú lo decías.

Aunque no sé qué canción sea tu favorita. Lo pienso demasiado y no lo sé a ciencia cierta. Incluso, creo que si alguien te lo preguntara, no sabrías qué responder. ¿Lo sabrá mi padre?

Es complicado. O quizá no. Quizá soy yo y mis pensamientos lo que complica todo el asunto.

Bueno. No tienes por qué volver a escucharme cantar.

lunes, 20 de abril de 2020

de blasfemias

Más de una persona alguna vez me dijo que yo estaba muy seguro de no creer en dios porque nunca me había pasado nada en lo que yo necesitara ayuda divina; que no había tenido ni a mi hijo ni a mis padres graves, y que por tanto no había tenido que pedirle a dios que salvara a los míos. Vamos, que no había tenido oportunidad de hacerme chiquito y dejar mi fanfarronería de lado implorando la intervención celestial.

Supongo que tampoco les dará gusto que les diga que no pasó nada. Que sigo siendo un ateo descarado y que no tengo ningún problema en blasfemar a lo grande, de hecho, creo que ahora tengo más razones para hacerlo. Pues ya me ha tocado vivir un asunto complicado, y no, no necesité pedir nada a nadie. Además, después de escuchar tanta basura religiosa la aborrezco como nunca creí poder hacer. ¿Nunca se han detenido a escuchar las cosas que dicen? No tienen sentido.

Sólo faltaría que al enfrentar mi muerte me quiebre. Pero dudo que pase. Porque, sé que soy humano y que por tanto tengo una dosis lo suficientemente grande de estupidez. Así que podría pasar. Podría ser que el enfrentar mi muerte me llene de temores. 

Aunque sinceramente lo veo totalmente inverosímil. Habrá que esperar.



viernes, 17 de abril de 2020

así las cosas...

¿Te preguntarás acaso qué pasa con mi vida? Si acaso todo ha vuelto a una normalidad o si yo estoy tan bien que no necesito desahogarme con nadie y por eso ya no te hago partícipe de mis retorcidas ideas y de mis abundantes frustraciones.

No te creas, tantas veces he reprimido el deseo de buscarte por whatsapp, pero, porque aturdirte con mis cosas. 

La ligera barrera que separa una gran amistad de un amor reprimido o temeroso me resulta tan complicada de ver. Tengo demasiado en el desván para poder discernir lo sano de la obsesión.

Pero ya me había preguntado alguna vez si no me estaría aferrando a algo que ya no puede ser, si estaba demasiado obsesionado con lo que me creí completamente. Cómo saberlo. Esa pequeña pregunta me aterra en realidad.

¿Será una tangente de la cuarentena? Que el aburrimiento de ella le dio la mano a mis guardias maternas. Que el tiempo fue nuestro para que su hola fuera la puerta que volvió a regar mis marchitos rosales, que me devolvió la ilusión perdida, que avivara mi apática seducción. Que no me importara nada más que la posibilidad de ser feliz, de volverlo a ser.

E incluso así. Compartiendo emoticones entre un diálogo virtual, mucho más real que muchos otros. Con aquella persona con quien viví aquello por primera vez, hace tantas primaveras.

miércoles, 15 de abril de 2020

Mirando al mundo en cuarentena II

No me parece nada extraordinario que la gente se junte para ayudar frente a una tragedia (el temblor del 2017, por ejemplo). Lo sorprendente en estos casos sería la apatía frente a la desgracia del prójimo. Nuestra naturaleza "humana" no es del todo vil, desprende algunos rayos de bondad.

Pero luego, una gran parte se comporta como esa señora (o señor) narcisista que le da una moneda al pobre pero se toma su selfie y la comparte por todas sus redes: que todos vean lo buena persona que es, faltaba más. Ahí van cientos de mexicanos a decirle a todo el mundo que los mexicanos no sólo somos los más chingones entre los chingones, sino que además somos los más buenos, digo, por algo la virgencita se vino a aparecer aquí y no en otro lado.

Bueno, dicen las bocas menos ignorantes que el halago en boca propia es vituperio. Pero yo creo que todavía esconde algo más. Pienso que cuando alardeamos de todo lo buenos que somos, inconscientemente es porque queremos tapar toda la demás mierda que cargamos, porque nos concierne también. Y quizá si miras de más lo bueno, por fingido que sea, dejas de ver lo malo, tan sincero.

Y hablando de bocas ignorantes, y cerebros que los son mucho más, en este país de gente tan maravillosa se han visto actos de completa estupidez, que sobrepasan esa ignorancia abismalmente. Y no son casos aislados. Gente imbécil ha agredido a doctores y enfermeras que tienen que trabajar lo mejor que puedan para salvar a desconocidos. Porque pues, una enfermera no puede permitirse un automóvil para llegar a su trabajo y debe compartir el transporte público con la peor ralea de este país lleno de gente maravillosa.

Y entonces, como dijera el buen Arjona: abrace a los suyos y aférrese, que aquí no es bueno el que ayuda, sino el que no jode. Y a ver cómo nos va.




martes, 14 de abril de 2020

lindos días de abril

La verdad es que no creí que la vida me tuviera reservadas todavía algunas primeras veces. ¿O será que mi vida es en cierto modo aburrida y cíclica? Aunque viéndolo bien, yo no había sacado ciertas cosas para nadie, supongo que ahí estaban, esperando la hora, temiendo nunca salir; y ahora, como por un acto extraordinario todo quiere salir a decirte hola, eres hermosa y me haces sonreír. 

Un tropel de primeras veces en tan sólo una semana, cada una igual de linda que la anterior, todas fantásticas, todas nuestras. 

Y es en realidad tan lindo dejarse llevar por lo que parece tan sólido (y podría serlo), sonriendo, deseando lo mejor. Sabiendo que podrías volverte a estrellar pero, qué importa, si estás viviendo lo que creíste no volver a experimentar jamás.

Toma mi mano y veamos qué pasa.




domingo, 12 de abril de 2020

mirando al mundo en cuarentena

La verdad dudo muchísimo que el mundo vaya a cambiar cuando todo este asunto termine. Qué quieren, me he vuelto un amargado. Serán las lecturas realizadas, supongo que algo tendrán que ver. La verdad es que somos una especie despreciable y que la droga más adictiva es el poder. Lo he visto más de lo que quisiera. ¿En serio alguien cree que los poderosos se han conmovido y que les interesa de alguna manera la humanidad? ¿Que han dejado de preocuparse por algo más que por sí mismos? ¿Que el capitalismo desmedido y la explotación del otro han tomado algo más que una siesta? Si es así, hay que dejar de leer a Coehlo, la vida no se mueve por ahí.

La historia sigue siendo la misma a pesar de que cambió todo. Sí, aquí en México los primeros infectados eran gente rica, gente que se paseaba por Italia; en algún lado escuché hablar sobre eso. Pero esa gente tiene acceso privilegiado a servicios médicos de primera calidad. Pero esa gente, antes de ser detectada contaminó a otros, a otros menos privilegiados, a los que siempre la pagan. Esa gente pudo guardar una cuarentena lo mejor que quiso, la otra, la otra es la que fue a comprar su comida y limpió su casa, la que no puede creer que es posible aislarse de todo para intentar torear la tempestad. Ellos son los que preparan la comida y la entregan en nuestras casas, los que tienen contacto con la gente, que quién sabe de dónde vendrá, los que usan el atestado transporte público. Ellos son los que se contagian y tendrán que ver si tienen suerte en el sistema de salud.

Sí, ya todos somos conscientes que son más valiosos un médico y una enfermera que un futbolista (en serio no tenían consciencia sobre ello), que no puede ser posible que una persona reciba decenas de millones de dólares por patear un balón o golpear una pelota, y que en un momento como este la batalla la libren unos cuantos mientras los demás sólo miramos conmovidos, con un sentimiento plástico repleto de lugares comunes. 

Posteando noticias devastadoras mientras pedimos otra pizza al uber eats. 



viernes, 10 de abril de 2020

aquí estamos

Igual no estamos tan rotos para acariciarnos sin hacernos daño.
Igual no estamos tan viejos para dejar de sonreír. Para cantar a voz en cuello, para sentir lindo a un mínimo roce; para ilusionarnos con la posibilidad de amor.
Seguro que la luz de nuestros ojos se ha ido apagando, que ya no brillan como en esos días de pubertad; y la memoria, ¿para qué hablar de ello?
Vivimos un presente perpetuo, como si un día fuera tan normal como el siguiente.
Pero no lo es.

Aquí estamos y sonreímos.



miércoles, 8 de abril de 2020

has llegado

Has llegado ligera, toda desparpajada
con la sonrisa puesta, que nunca caducó
y sin darme cuenta vestí un hola de esperanza
y cruzaba mis dedos aguardando el amor.

No te espantes, no digo que ya seas mi vida
que nos vea envejeciendo jugando al ajedrez,
sólo que estas palabras que cruzan las pantallas
hojas sueltas parecen del árbol del amor.

Será que ya estoy viejo, o me pegó lo solo
más llevo trece días sonriendo tan feliz;
no temas, sólo vive, sin miedo a enamorarte,
ya nos dirán los días lo que va a suceder.




Sólo somos dos personas 
que se encuentran por las noches
mientras los otros guardados
se soportan los reproches.
Nos miramos extasiados 
sin comprender el derroche
que nos regaló la vida
reescribiendo nuestros guiones.
Amándonos en silencio
sucumbiendo a nuestro goce
dos amantes tan sinceros
que se aceptan sin reproches
bien tomados de la mano
sonriéndole al horizonte.

lunes, 6 de abril de 2020

Niños distintos


Estoy comiéndome una hamburguesa en McDonalds después de mucho tiempo de no hacerlo. Un niño de la calle se metió al lugar y pasó a pedir dinero a todas las mesas. Segundos después, un hombre que recién llega ve al niño, lo llama y le dice que si tiene hambre. El niño responde que sí, y el señor le compra una hamburguesa. Cuando se la entregan va a sentarse casi frente a mí.

Del otro lado también frente a mí hay una familia comiendo. Los padres y dos niños. El niño mayor debe tener dos o tres años más que el pedigüeño. Desde que éste se acercó a pedir a su mesa no ha podido dejar de mirarlo. Parece fascinado.

No sé si lo asombre la edad del niño, o el descaro que tiene para pedir dinero a extraños. No sé si piense en lo diferentes que son a pesar de lo similar de sus edades, pero no puede dejar de mirarlo mientras continúa comiendo lo que compraron sus padres.

Es tan insistente la mirada del niño mayor que el otro se siente observado y en su expresión parece verse que eso no le incomoda. Más bien parece hacerle gracia mirar esos enormes ojos del otro que expresan tantas cosas y que hasta parece que lo admira de cierta manera.

El "niño de la calle" termina su comida y se va, satisfecho. El otro, como poseído por un hechizo lo sigue con la mirada hasta que sale y se pierde en la calle. Ambos continuarán con sus vidas, tan distintas.

El ser humano

Ahí está la verdadera esencia del ser humano. Ahí está el ser despreciable que ha destruido todo lo que ha tocado, ahí está la sociedad cada vez más idiota que cada día es más despreciable. 

Mientras yo y mi familia estemos bien, los demás nos valen una mierda.

¿En serio a alguien le sorprende?


sábado, 4 de abril de 2020

empantallados

Veo tanta soledad
siempre que abro una pantalla,
twitter, facebook e instagram
son espejos de la máscara
tras la que tantos esconden
la soledad de su alma;
lo que quisieran gritar
queda tras la mascarada.

Para donde sea que miro
hay gente desesperada
empeñada en señalar
que jamás les falta nada;
no necesitan amor
nunca sufren por su falta,
además han aprendido
a desechar gente falsa.

Las verdades de la vida
conocen cual hojas santas,
ellos saben perdonar
son almas iluminadas
y del universo esperan
el pago por sus palabras,
palabras llenas de amor
que es lo que les hace falta.

Porque ya sabemos bien
que sobre lo que se canta,
sobre lo que se alardea
es sobre lo que hace falta;
aunque no se reconozca
ni se diga ya más nada
se deja de manifiesto
lo encarecida del alma.