A veces viendo al espejo
no se reconoce el hombre
se ven los ojos y el pelo
mas el reflejo es informe;
ojos con la vida extinta
con la mirada tan pobre.
Y es que por los ojos sale
lo que nos quema por dentro
pesares acumulados
las memorias, nuestros muertos,
las tristezas cotidianas
el polvo de tantos sueños.
Días pasan, se acumulan,
se vuelve el reflejo hábito
el parco rostro común
ya miramos de costado,
la mecánica sonrisa
amable tiende su mano.
Y así vamos por los días
transitando entre tinieblas,
tinieblas llenas de dicha
de disfrazada miseria,
y el reflejo acostumbrado
sin inmutarse se queda.
no se reconoce el hombre
se ven los ojos y el pelo
mas el reflejo es informe;
ojos con la vida extinta
con la mirada tan pobre.
Y es que por los ojos sale
lo que nos quema por dentro
pesares acumulados
las memorias, nuestros muertos,
las tristezas cotidianas
el polvo de tantos sueños.
Días pasan, se acumulan,
se vuelve el reflejo hábito
el parco rostro común
ya miramos de costado,
la mecánica sonrisa
amable tiende su mano.
Y así vamos por los días
transitando entre tinieblas,
tinieblas llenas de dicha
de disfrazada miseria,
y el reflejo acostumbrado
sin inmutarse se queda.
Los ojos, efectivamente, no suelen mentir. Habría que practicar demasiadas horas frente al espejo para que aprendan a disimular y acabaríamos siendo un extraño frente al espejo.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Pero lo que trato de decir en algunos versos es que los ojos se acostumbren a encubrir la verdad y hagan juego con la máscara que usamos.
EliminarAbrazos Alís.