¿Te preguntarás acaso qué pasa con mi vida? Si acaso todo ha vuelto a una normalidad o si yo estoy tan bien que no necesito desahogarme con nadie y por eso ya no te hago partícipe de mis retorcidas ideas y de mis abundantes frustraciones.
No te creas, tantas veces he reprimido el deseo de buscarte por whatsapp, pero, porque aturdirte con mis cosas.
La ligera barrera que separa una gran amistad de un amor reprimido o temeroso me resulta tan complicada de ver. Tengo demasiado en el desván para poder discernir lo sano de la obsesión.
Pero ya me había preguntado alguna vez si no me estaría aferrando a algo que ya no puede ser, si estaba demasiado obsesionado con lo que me creí completamente. Cómo saberlo. Esa pequeña pregunta me aterra en realidad.
¿Será una tangente de la cuarentena? Que el aburrimiento de ella le dio la mano a mis guardias maternas. Que el tiempo fue nuestro para que su hola fuera la puerta que volvió a regar mis marchitos rosales, que me devolvió la ilusión perdida, que avivara mi apática seducción. Que no me importara nada más que la posibilidad de ser feliz, de volverlo a ser.
E incluso así. Compartiendo emoticones entre un diálogo virtual, mucho más real que muchos otros. Con aquella persona con quien viví aquello por primera vez, hace tantas primaveras.
E incluso así. Compartiendo emoticones entre un diálogo virtual, mucho más real que muchos otros. Con aquella persona con quien viví aquello por primera vez, hace tantas primaveras.
A veces la necesidad de ponerle nombre a las cosas nos impide lo más sencillo: si nos sentimos a gusto junto a alguien, no debiéramos más que disfrutar de su compañía, sin más cuestionamientos. El tiempo siempre acaba dando las respuestas.
ResponderEliminarPor otro lado, tal vez idealizamos los amores del pasado, por eso algunos reencuentros son tan especiales. En realidad, ¿qué más da si nos hace sentir ilusionados, aunque sea a base de emoticones? (los tiempos no están para mucho más, jeje)
Un abrazo grande
Siempre el tiempo querida Alís. Es cierto, habría que disfrutar sin cuestionarse nada, pero qué difícil es.
EliminarTe abrazo, gracias.
Se dice que el confinamiento dispara los recuerdos y la nostalgia. Hay quien ha admitido que en estos momentos de reclusión forzada ha pensado en más de una ocasión en su ex o en un amor imposible del pasado.
ResponderEliminarAbrazos.
La memoria se caracteriza por jugarnos malas pasadas. Quizá sea producto del encierro, pero creo que en muchas otras circunstancias de necesidad tendemos a aferrarnos a algo irreal o imposible. Una vez que pasa el tiempo, dos cosas nos pueden suceder: que nuestras idealizaciones se hagan realidad, o que abramos los ojos para ver las cosas tal como son.
ResponderEliminarAbrazos.
Nostalgia amorosa... ¡Qué dulce perdición! Un abrazo.
ResponderEliminarwww.enriquegirona.com