jueves, 29 de julio de 2021

ciertas historias

Pero a veces no se trata de lugares. Se trata de historias. Uno echa raíces en algunas historias y se queda ahí, como cuando echo el ancla del velero y me sujeto al radio de borneo que elijo en mi cadena.

Eso me cuesta. Desarraigar de las historias.

La última tenía las raíces muy profundas.

Me llevó años terminar de mutilar las sujeciones. Años, créase o no.

Pero no lo hice yo, en realidad. Yo pensé que había casi un «para siempre» en su profundidad. Si de mí hubiera dependido, hubiera sido un «para siempre». Pero dejó de llover ahí. Las raíces dejaron de encontrar agua. Hasta el tzavar necesita algo de riego, por más que su hábitat sean los desiertos.

 

Era imposible no reflejarme en estas líneas de Gavrí, regresar de inmediato a leerlas nuevamente, y una vez más. Sentir que alguien describe eso que siento. Y vuelvo a pensar si no será ocioso regresar al mismo asunto, pero al parecer le crecieron raíces profundas a pesar del poco tiempo, sí, poco tiempo pero el terreno más fértil para sembrar parasiempres y tejer casualidades; raíces poderosas a pesar de su crecimiento en microondas. Aunque podría buscar y construir el argumento de que la semilla fue plantada hace veintitantos años en esos irresponsables días cuando me regaló una felicidad no conocida. Lo escribió perfectamente Gavrí: uno echa raíces en algunas historias y se queda ahí (Yo no aprendí a soltar amores...). También me hace preguntarme cuántos años necesitaré para desarraigarme de esta fecunda historia que parió tantos poemas, para rematar, para afianzarse más, para dejar constancia de su importancia: y tú que crees, que esto es muy normal, (...) yo nunca he estado así... 

 



sábado, 24 de julio de 2021

la estafa casi maestra

 



Por alguna razón Youtube no me deja subir el video de Tipito enojado: ¿Feminista estafa museo nacional?, que es una joya por muchas razones, y que recomiendo muchísimo ver. Con más razón, si como yo están en contra de una gran parte del Arte contemporáneo, que no es otra cosa que basura hipervalorada hecha por gente sin pizca de talento ni esfuerzo, abanderados por la reina del hamparte Yoko ono. Por tanto, he tenido que poner este otro video que aunque muy lejano en calidad, describe a grandes rasgos el meollo del asunto.

Esto pasó en Argentina, pero en los tiempos que vivimos podía haber pasado en cualquier parte del mundo: una persona sin talento se da cuenta que no se necesita tener un mínimo de habilidad ni hacer un pequeño esfuerzo para "hacer arte", en su inmensa ingenuidad y estupidez cree que puede copiar los dibujos y pinturas de creadores asiáticos sin que nadie se dé cuenta de su robo, grupos ideológicos se aprovechan del aparato del estado para hacer propaganda, la supuesta "artista" recibe dinero de una beca y expone sus bodrios en un museo público. 

La plagiadora no contaba con que algunos no nos comemos todo lo que nos dicen que nos debemos comer, y con mayor o menor precisión pensamos, usamos esos dos ojos que tenemos (o uno si así fuera el caso) y cuestionamos las cosas. Tampoco contaba con que se iba a descubrir que sus horrorosas obras eran plagios y que iba a ser exhibida y totalmente desprestigiada. Dicen que quien no arriesga no gana, pero quien se arriesga a hacer trampa debe saber también que lo pueden descubrir.

Terminé de leer hace poco "El paraíso en la otra esquina" de Vargas Llosa. En una de las últimas páginas, Paul Gauguin luego de recibir halagos por su pintura, dice que sólo es un amateur, a lo que Manet le reprocha: son amateurs quienes pintan mal. Y me parece extraordinariamente pertinente usar ese sustantivo para nombrar a gente como Fátima Pecci, que pinta mal. Aunque como ciertas personas saben, también les queda como guante a la medida el término hampartistas. Son un engrane del hampa del arte.

miércoles, 21 de julio de 2021

aprendizajes

Dije más de una vez al finalizar el año pasado, recibiendo de paso ciertas miradas incrédulas, molestas o llenas del hartazgo de tener que escuchar de nuevo lo que este imbécil piensa, que yo no había aprendido nada desde que comenzó la Pandemia. Me refiero a aprender todo eso que dice la gente y los anuncios publicitarios que aprendimos: ¿bondad, empatía, respeto, tolerancia, paciencia...? Tampoco aprendí sobre el valor de la vida o lo cercano de la muerte, sobre el valor de ciertas cosas fundamentales y un cierto desprecio por lo material, o la montaña de ñoñeces que dicen tantos que aprendieron. 

Todo eso ya lo sabía. De todo eso ya era consciente. No creo haberme hecho más bueno o empático.

Pero debo decir que sí aprendí cosas. Otro tipo de cosas. Aprendí bastantes cosas sobre pintar con acuarela, algunas sobre pintura al óleo, ciertas cosas sobre encuadernación. Supe sobre muchas cosas que no conocía leyendo (es el año en qué más libros he leído) o escuchando videos de youtube, de algunas de ellas sí puedo decir que las aprehendí, que las volví parte de mi conocimiento. La mayoría son vaguedades o las he olvidado, por desgracia.

Creo que también podría decir que pude comprobar que había aprendido a versificar, que mis versos habían evolucionado. Pude constatar mi evolución escribiendo versos. Lo más agradablemente sorprendente fue aquel primer poema que sin más, salió en alejandrinos (14 sílabas), luego de tantos peros que me habían puesto esos versos. Un buen día (maravilloso día), zas, ahí están. Como si sólo hubiera sido necesario enamorarme. Poca cosa.

No aprendí sobre todas esas cosas tan lindas, pero comprobé algunas más, como que la estupidez humana no tiene límites, al igual que la mezquindad de ciertas personas, algunas demasiado cercanas. Que la mayoría de la gente es mucho más estúpida de lo que yo creía, que ya es bastante; o del inmenso vacío de la sociedad.




domingo, 18 de julio de 2021

una canción

El pasado día del padre (20 de junio) fue un buen día. Para empezar estaba con Gil, quien quizá por semejanza paterna, no tiene problemas para mostrar su cariño, así que me lo dio haciéndome feliz. Quizá fue tan especial este hecho en realidad trivial, porque el año pasado por obvias razones Gil no estuvo conmigo, y el día no fue lindo en lo absoluto hasta entrada la tarde en aquel mágico lugar.

Por fortuna este año fue muy distinto. Vinieron a comer mis dos tías queridas con sus dos hijos igual de queridos. Y claro, estar con ellos y con Gil es para mí la tertulia perfecta, no hay que pedir más.

Pero el día me tenía preparada una hermosa sorpresa. Gil me escribió una canción y me la cantó en la noche, estando solos los dos. Mi mejor regalo en mucho tiempo.



martes, 13 de julio de 2021

¿Monstruos?

Dice Gavrí que todos los monstruos somos románticos en el fondo. Aunque en algunos de nosotros no hay que rascar demasiado para toparse con una cierta forma de amar, que dicen, en estos días, es cosa extraordinaria. Y bueno, decir que soy un monstruo sería exagerar ¿lo es? He podido ver partes de mi monstruo interno que me asustan un poco, pero de ahí a decir que lo soy, sería exagerar; creo que equivaldría a todos esos que gritan tener una supuesta locura, demasiado mundana para serlo.

Aunque pienso que dentro de esto en lo que se ha convertido la sociedad, siendo como somos, fieles a nuestra naturaleza y ajenos a modas o cuestiones políticamente correctas, sí somos vistos por ciertas personas como monstruitos inadaptados a los que habría que educar.

Pero ¿por qué he recordado a Gavrí y el romanticismo de los monstruos? Pues luego de leer la última entrada de mi querido amigo Julio David, la romántica entrada, debería decir; recordé que ambos cojeamos del mismo pie, y me vino a la cabeza aquello de los monstruos y mi otro querido amigo.

Una extraordinaria casualidad en el momento menos esperado que vence todos los peros y derrumba aquellos supuestos argumentos; ese anhelado choque de ambulancias. Porque como escribió Milan Kundera: si el amor debe ser inolvidable las casualidades deben volar a él desde el primer momento.

 



viernes, 9 de julio de 2021

En algún lugar

"En algún lugar, en lo más profundo, sentía una punzada en el corazón, pero decidió no hurgar. Temía lo que pudiera salir".
Ladrona de libros, Markus Zusak
 
 

Creo que en estas líneas del libro de Marckus Zusak se define en lo que a muchos se nos va la vida, huir de nosotros mismos. Habernos asomado, encontrado de frente o mirado de reojo a dónde no esperábamos haber visto ni siquiera milésimas de segundo, mucho menos quedarnos a contemplar el desastre que, creemos, siempre será mejor negar, y hacer de cuenta que jamás hemos mirado, que no lo conocemos. Y seguir malviviendo, culpando al destino y la mala suerte que evidencia la mala estrella que nos persigue desde la cuna.

O regresar y ver qué hay ahí.






viernes, 2 de julio de 2021

posibilidades

"Por haberte mostrado todas mis sombras, con tanta luz aún por descubrir".

Esta es una frase de un posteo de Alís Gómez, de hace algunos meses. La tomé cuando la leí, la archivé como borrador, y ahí se había quedado, hasta ahora. Leerla fue verme en sus palabras, identificarme, como tantas otras veces me ha pasado al hacerlo. 

Me significa una realidad, o quizá sólo un anhelo. Haberme sentido en las condiciones precisas para mostrar sin ningún pudor mis sombras. No todas, por falta de tiempo, porque mi confianza en ella era mucha. El anhelo de que exista luz, quizá no tanta, todavía por descubrir. En la esperanza de que al encontrarme con la oscuridad salga la luz, a veces pensando tontamente que se trata de presionar un botón.

Y claro, al mostrarle mis sombras  y esperar que brote la luz, el objetivo era iluminarla, iluminarnos.