domingo, 14 de agosto de 2022

El asunto no debiera parecernos ajeno en los tiempos que corren. Una tipa (conocida como influencer) piensa que puede ir a comer de gratis a uno de los mejores restoranes en México, sólo porque miles o quizá millones, no lo sé, viven pendientes de su vacua vida. Se cree tan famosa e influyente como para pedir trato de reina y comer comida cara sin pagarla. Señala que la forma de retribuir la comida será publicitando el restorán, tan famosa y poderosa se siente.

Hasta aquí nada raro, nada raro para estos tiempos de "influencers".

Sólo que el ofendido, porque en esta historia hay un ofendido, no se quedó callado. Y el chef Edgar Nuñez Magaña exhibió el cinismo y la desfachatez con que esta tipeja (y otros tantos millones) espera beneficiarse del trabajo de los demás.

Sólo hay que rascar un poquito para ver el cinismo al que llegan millones de este tipo de individuos. La desfachatez que tienen para pedir que les den sin querer pagar por nada.

Pero creo que es la cúspide de uno de los estilos de vida que desde hace no sé cuántos años imperan socialmente, llevado al extremo: la ley del menor esfuerzo. Del menor esfuerzo y del cinismo exacerbado. 

De cierta manera esta ley se resume en eficacia, hacer lo más con el menor esfuerzo, maximizar recursos. Quizá hasta podríamos aplicar también que "menos es más". Aunque al menos en el país tercermundista en el que vivo va por otro lado, hacer el mínimo requerido para salir del paso, que va de la mano con aquel "al ay se va", o como con aquello que hasta el más patriotero sabe: hacerlo "a la mexicana".

Aunque hay que decir que en este modo de operación de estos individuos no hay esfuerzo de por medio, sólo quieren que les den las cosas por sus lindas y filtradas caras. 

Y bueno, cada vez más niños y adolescentes aspiran a vivir así.

1 comentario:

  1. Lo mejor que puede hacerse con este tipo de personajes es no darles espacio, más que nada sabiendo que la mayor parte de los "seguidores" son faltos o simples "bots" pagos. No aportan nada, no hacen nada, no son nada.
    Lo difícil es convencer a quienes creen lo contrario.

    Saludos,
    J.

    ResponderEliminar