martes, 13 de diciembre de 2022

Estar

"Pero era a Clarissa a quien recordabas. No es que fuese llamativa; ni guapa; no tenía nada de pintoresco; nunca decía nada especialmente inteligente; no obstante, ahí estaba; ahí estaba".

Estas son unas líneas de La señora Dalloway, que me dejaron pensando, pensando en lo que podría convertirse en una abrumadora soledad que me hiciera tener que ver a alguien por la única razón de estar ahí, y claro, querer algo conmigo. Y que entonces no importe si es guapa o si dice algo inteligente, sino que está ahí, supuestamente haciendo que los días sean menos malos. Que está ahí para hacernos ese té para la diarrea cuando alguno lo necesite.

También es como Oliveira viviendo con la al parecer insufrible Gekrepten en su vuelta a Argentina: Ya vegetaba con la pobre y abnegada Gekrepten en una pieza de hotel frente a la pensión Sobrales. Les iba muy bien, Gekrepten estaba encantada, cebaba unos mates impecables, y aunque hacía pésimamente el amor y la pasta asciutta, tenía otras relevantes cualidades domésticas y le dejaba todo el tiempo necesario para pensar...

No creo que yo pudiera vivir con alguien que no me provoque amor, aunque no conozco ese tipo de soledad que permite lo antes impensable.

Espero no tener que decidirlo, pero uno nunca sabe.




No hay comentarios:

Publicar un comentario