martes, 18 de octubre de 2022

Reflexiones de un bloguero VIII

Desde 2015 no tenía un mes con menos de cinco posteos; pasó el tiempo y escribí más, con más regularidad también. Pero desde octubre del año pasado no he vuelto a publicar diez o más textos; no he dejado el blog pero la intermitencia de los tecleos crece, hasta llegar el mes pasado a sólo esas cuatro entradas.

Sé que esto tiene que ver un poco con los problemas técnicos que se me aparecieron. Por alguna razón ya no pude responder los comentarios dejados, luego mi vieja mac se trabó, y no hubo manera de sacarla del pasmo. Así que esta y las últimas entradas las he tecleado desde el teléfono, lo que me resulta bastante incómodo, pero no queda de otra mientras resuelvo el asunto de la máquina.

Pero aunque sé que mi ánimo disminuye al pensar en escribir desde el teléfono, no es la única razón de que eso pase. Aunque la o las otras razones no me son demasiado claras, y me parece más sencillo pensar en simple pereza o en el declive natural de quien ha escrito bastante como para seguir haciéndolo, sin pensar en repetición o inconveniencia, en escribir por escribir, por cumplir con un compromiso.

Que ya he dicho tantas cosas que a veces pienso que lo que podría querer decir ya lo escribí. Que eso que quiero decir sobre cualquier cosa, un minuto después ya no me parece ni un poquito pertinente. Y quizá si a esto y otras cosas le añadimos la pereza y el hedonismo, la cosa se complica mucho más.



6 comentarios:

  1. Pues ya somos dos, amigo. O quizá muchos más. Aunque supongo que esto no sirve de consuelo. Ya sabes el refrán que dice: mal de muchos consuelo de tontos, ja, ja, ja.
    Un abrazo.

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    1. Pues fíjate mi buen amigo que a mí sí me dio algo parecido al consuelo leerte esto, creo que sobre todo porque me sentí identificado, jajajaja.
      Abrazo

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  2. Supongo que pasamos por diferentes etapas, algunas más activas que otras. Todo influye... Y si a eso le sumas la falta de tiempo (o de máquina), es aún peor.
    Un blog requiere de mucha dedicación, de tener inspiración, de poner ganas... a lo que sea que hagamos, y de mantener una constancia al hacerlo. Cuando llevas muchos años en la blogosfera te das cuenta de que si lo haces por obligación, pierde todo el sentido. Hay que hacerlo cuando sale, cuando apetece, cuando te aporta algo... de otra manera no funciona, no llegas, no sientes.
    Un placer leerte.
    Un abrazo.

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    1. Tienes razón Laura, pero yo me había impuesto la obligación como quien se obliga a hacer ejercicio o a levantarse temprano, obligarme a escribir. Por fortuna lo que he escrito en estos más de nueve años siempre ha sido algo que quería decir, aunque algunos escritos no sean tan buenos como otros.
      Me alegra verte acá. Te abrazo.

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    2. Un placer visitarte, me gusta lo que encuentro por aquí. Un abrazo.

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  3. No he podido conocer a las musas de los ebrios, lo he intentado dos o tres veces pero lo único que me ha llegado es mucho sueño, jajajaja. Pues sí mi buen Julio, son etapas, y también condiciones menos propicias para hacerlo. Pero siempre me alegra ver que has escrito algo, porque siempre resulta placentero leerte.
    Te abrazo amigo.

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