lunes, 23 de enero de 2017

Palabras gastadas



"Las palabras pueden llegar a cansarse y a enfermarse, como se cansan y se enferman los hombres o los caballos. Hay palabras que a fuerza de ser repetidas, y muchas veces mal empleadas, terminan por agotarse, por perder poco a poco su vitalidad. En vez de brotar de las bocas o de la escritura como lo que fueran alguna vez, flechas de la comunicación, pájaros del pensamiento y de la sensibilidad, las vemos o las oímos caer como piedras opacas, empezamos a no recibir de lleno su mensaje, o a percibir solamente una faceta de su contenido, a sentirlas como monedas gastadas, a perderlas cada vez más como signos vivos y a servirnos de ellas como pañuelos de bolsillo, como zapatos usados"

Julio Cortázar

Me rondaba esta idea la cabeza, por fortuna, me he topado por casualidad con esto que escribió mi admiradísimo Julio hace no sé cuántos años. Es claro que yo no iba a decirlo mejor, quizá sí más cantinfleado y menos claro.

Si pienso en una palabra que ha sufrido lo que aquí se relata, me viene pronta la palabra amigo. Qué gastada ha quedado esta usadísima palabra, cuántas veces ha sido usada de forma incorrecta, como si un amigo fuera cualquier cualquiera que acabas de conocer.

Pero así es la modernidad. Qué le hacemos.


Nos resistimos.

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