viernes, 27 de octubre de 2023


 

Me resigné al silencio
de una mesa ocupada en su vacío
con su "gracias" mecánico
y sus tortillas calientes,
evitando mirarnos
siempre;
sabiendo que ahí estamos aunque no lo parezca.

Aunque el tiempo nos congele la sonrisa
que olvidó sonreírle al otro, 
a ese extraño que lleva nuestro nombre.
Y es difícil mirarlo, 
mucho más sonreírle:
y entonces es más fácil resignarse al silencio
que buscar lo que sabes que no podrá existir, 
por más triste que sea.


Yo no inventé la regla
de que no soportemos mirarnos en el otro
y que nos evitemos por un simple amor propio,
por la gran conveniencia de la comodidad.

2 comentarios:

  1. Vivimos tiempos donde se nos está olvidando saludar y sonreír al otro y nos estamos aislando detrás de un aparato que supuestamente nos entrega amigos virtuales…es más que comodidad, es que el ser humano está olvidando sociabilizar.
    Abrazos Gildardo

    ResponderEliminar
  2. Me reflejo en estos versos:

    entonces es más fácil resignarse al silencio
    que buscar lo que sabes que no podrá existir,
    por más triste que sea.

    Y me entristezco aún más.

    Un abrazo, Gilo

    ResponderEliminar