Han regresado esos días
con su dolor y su pena
también días primaverales
mas aquellos de Pandemia.
Regresaron los días grises
con sus distancias eternas
de rutinas sanadoras
con su fe como bandera.
Regresaron, y mi padre
ya no es el hombre que era,
los años se le juntaron
al lado de su tristeza;
su compañera se esfuma
se nos fuga su presencia
se va apagando su brillo
se va extinguiendo su esencia.
Él sigue dándole todo
haciendo mientras espera
que su dolor sea lo menos
que el remedio sea trinchera;
que la muerte no sea cruel
que se compadezca de ella
que el karma se manifieste
y le muestren su clemencia.
Dios mío, qué situación tan difícil.
ResponderEliminarTe abrazo también. Hay que estar fuerte. Ya lo viví b
Una pena. Pero tu poema lo aligera.
ResponderEliminarVa un abrazo, Gildardo.