-Marquitos, eres
un hijo de la chingada.
-Me viene de
familia.
Crónica de un desayuno.
“Para romperte la madre,
nadie como tu familia”. Esta frase acompaña el cartel de la película Crónica de un desayuno, de Benjamín
Cann. Y es una verdad, una verdad muy dolorosa.
Una vez que investigaba sobre Autoestima, resulta que nuestra
poca o nula Autoestima, es creada, formada y alimentada en nuestra familia,
dentro de nuestra familia. Ahí aprendemos a sentirnos pequeños y vulnerables.
Inútiles. Cuando cohíben nuestra libre expresión, de actos o ideas, cuando se
burlan de ellas, cuando se mofan divertidos y crueles de nuestro aspecto.
Pero también nuestra familia nos puede inflar, y hacernos
sentir la gran mierda. O darnos todo cuanto queremos y quitarnos el saber que
las cosas cuestan, hacernos la vida sencilla, simple. Después, el chingadazo al
enfrentarnos a la realidad es bastante duro: en realidad no éramos tan buenos,
ni tan simpáticos; o en realidad somos unos inútiles, quejumbrosos, buenos para
nada.
Las traiciones, los desengaños, las mentiras; también duelen
más cuando vienen de dentro, de nuestra familia.
Me ha reprochado muchas veces mi madre, molesta: ¡Eres igual
a tu padre! Hace no mucho le contesté: te
hubieras casado con alguien mas y no me parecería a él. O a quien querías que
me pareciera??? Sería increíble, poder elegir las mejores cualidades de
nuestros padres, para nosotros. Creo que es lo que cada padre desearía: que
herede mis virtudes, no mis defectos. Pero la genética y la herencia son caprichosas,
se divierten a nuestras costillas.
No recuerdo en qué película una madre sentenciaba: “La
maldición de toda mujer es parecerse a su madre, la de todo hombre, no hacerlo”.
En mi caso se cumple. No me parezco a mi mamá, ni física, ni emocionalmente.
Ella es colérica al 100%, yo flemático 80% y 20% de melancólico, mas o menos. Nada que ver.
Tiene una gran decepción en mí.
Me parezco a mi padre. Diría que casi al 100%. Eso no me hace
muy feliz, pero qué le vamos a hacer. Mi hijo salió igual, casi al 100% como yo.
No sé si después le pesará.
La verdad es que no tenía intenciones de hablar de mis padres
y mi carga genética, pero ha salido la bifurcación. Quería hablar un poquito
sobre esta gran película, una de mis favoritas: Crónica de un desayuno, de hace ya más de 10 años.
Es una película difícil de ver. No sólo lo es en su forma
(narración, movimientos de cámara, ángulos), también en su fondo, en su
contenido. Un lienzo lleno de simbolismos, donde te reflejas, en mayor o menor medida, con mayor o menor vergüenza. Sé que mi relación con mi padre es muy
parecida a la de Marcos y el suyo. En algunas cosas veo a mi madre en el
personaje de María Rojo, muy poco, pero también ahí está. La familia mexicana
retratada sin pudor.
¿Se animan a verla?
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