Ambos sabemos que el amor acaba. Los dos
entendemos que las promesas son obsoletas si otra persona se cruza en nuestra
vida y alborota nuestras hormonas, si despierta las mariposas, que felices
revolotearán otra vez. Que el día menos pensado hemos pasado a formar parte de
su pasado, dejando a otro las odiseas del futuro. Los dos lo sabemos, no somos
ingenuos.
No hacía falta hacer promesas ni
juramentos estúpidos sobre fidelidad, que al fin y al cabo lo que pasa, si
pasa, atropella los juramentos y extermina las promesas. Sé que existe la
posibilidad de que conozca a alguien y se enamore de nuevo, si existía aquí, de
igual manera a 9000 kilómetros. Ella es consciente de lo mismo, me podría
enamorar de unos bellos ojos cargados de novedad.
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