“Un mexicano adicto al futbol es, entre
otras cosas, un masoquista que
colecciona agravios, jueves de dolor para los que no hay domingos de
resurrección”.
Juan Villoro
El primer Mundial de futbol que viví fue el de Italia 90.
México no participó debido a un penosísimo asunto con “cachirules” (se
falsificaron actas de nacimiento de jugadores de categorías menores). El
Mundial de 1986 fue aquí en México, pero sólo recuerdo el contexto (El equipo
tricolor tiene mucho corazón y en la cancha lo demostrará…, México 86 un mundo
unido por un balón, el Pique, la Chiquitibum), no recuerdo haber visto algún
partido. No presencié aquel partido en el que Maradona, hizo el mejor gol de la
historia y el más tramposo.
El primer partido de ese Mundial del 90, fue un Argentina vs
Camerún, donde los africanos sorprendieron al mundo; además de patear a diestra
y siniestra a Diego. Lo recuerdo muy bien porque ese día cumplió años mi papá,
y mientras se llevaba a cabo el juego, aspirábamos su recámara. Recuerdo haber
visto muchos juegos. La final, en el cumpleaños de un amigo de mi hermano.
De hecho, debo confesar que antes de ese Mundial no recuerdo
haber visto algún partido de futbol.
Los dos Mundiales anteriores (2006, 2010) Argentina nos ha echado
del campeonato. Ha sido el verdugo, de un pueblo que sueña maldiciendo, que
ofende a su equipo mientras espera el milagro. Al final, jugamos como nunca, perdimos como siempre. En esta ocasión, en caso
de que pasáramos a octavos de final, no será la albiceleste la culpable de
enterrar el anhelo del pueblo mexica.
Aun así, me gustaría que fuera Argentina quien gane el
Mundial. Que Messi se corone campeón en la tierra del arrogante Pelé. A ver qué
dicen Españoles y Alemanes.
Poniéndome optimista, soñador jjajajajaa, pienso que si le ganamos la medalla
olímpica a Brasil en Londres (con Neymar, Marcelo y otros), podemos sacarle un
empate. Todo puede pasar. Uruguay calificó en repechaje en Sudáfrica y llegó a
semifinales.
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