Hace un año me decidí a abrir mi blog. Tras pensarlo algunos
días, más bien semanas, y haber investigado un poco al respecto -porque como
saben, no formaba parte del mundo virtual-, publiqué una exposición de motivos
pequeña, pero que me tomó como 10 días redactar, hasta quedar a gusto. Alguna
vez, hace varios años, había pasado por mi mente escribir un blog; nunca me
decidí, nunca me atreví, pudieron más mis inseguridades y temores. Lo hice por
sugerencia de Tamara, que un día me soltó la sentencia: deberías abrir un blog.
Y bueno, ya pasó un año. Dentro de mi ignorancia virtual, no
tenía ninguna idea de cómo algún desconocido se podría encontrar con el blog y
decidir leerlo. No aspiraba a ello. Cuando lo abrí, le mandé una notificación a
ciertas personas, a las que pensé que tal vez les interesaría leerme; porque me
conocen y/o sienten alguna estima por mi persona. No sé cuántas de ellas lo
hacen.
Después de un año, son demasiadas satisfacciones, muchas más
de las que esperaba. Ya he dicho más de una vez que la mayor es haber
encontrado a ciertas personas con las que ahora cultivo una amistad. Que me han
halagado, que me han cuestionado, que me han hecho sentir especial. Cada uno de
ustedes sabe que forma parte de ese grupo de personas especiales.
La verdad sea dicha, no sabía si al paso de varios meses iba
a poder cumplir con lo que me había prometido: publicar semanalmente. No sabía
si iba a tener de qu
é hablar
cada semana, algo importante que decir. Y aunque no todas las entradas tienen
la misma calidad ni la misma relevancia, lo he podido hacer y eso me
enorgullece. De hecho en la mini lista de temas sobre los cuales hablar, todavía
queda por ahí alguno al que no me he podido dedicar.
Muchas gracias a todos los que han hecho de lasletrasdelgilo
un espacio vivo, a los que desinteresadamente me obsequian un comentario, a los
que están ahí aunque no se dejan ver. A todos ustedes muchas gracias.
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