Ya he dicho alguna vez, que en México existe una doble moral
escandalosa. Se acaba de prohibir en la capital del país que en los circos se
utilicen animales, iniciativa promovida, por un partidito político que se vende
al mejor postor, además, propiedad de gente despreciable. Pero mientras, las
corridas de toros (el regodeo ante la tortura y muerte de un animal) son
llamadas arte, y a todos los que estamos en contra, nadie nos pela.
Ya es de conocimiento mundial, bueno, no sé si tanto, el
escándalo por el grito que se le profiere al portero rival de nuestra selección
de futbol. Puuuuuuuuuuuuutooooooooo. Se ha dicho de todo. Argumentos
rescatables. Estupideces. Lugares comunes que sólo evidencian la ignorancia
general del país.
La palabra puto, tiene dos grandes significados: homosexual y
cobarde. Cuando ves homosexuales en la calle, puedes decir peyorativamente, que
ahí van unos putos. Cuando un amigo
tuyo tiene miedo de hacer algo, le dices: no
seas puto. Pasa lo mismo con maricón.
Entre la defensa que se ha armado para disimular la ofensa
del grito, está la polivalencia del término. Incluso se ha recurrido al
diccionario de la RAE. Y se ha dicho hasta el cansancio que el grito no es
homofóbico. Pero sí lo es. Todos en este país sabemos que lo es. Nadie le grita
al portero rival cobarde, todos le
gritan homosexual.
Y que al rato gane México.
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