martes, 20 de noviembre de 2018

la mujer de la cábala



...la cábala te dice muchas cosas sobre ti con una precisión muy grande...

Llevo varios minutos platicando sobre cábala, terapias psicoanalíticas y autoconocimiento; hablando desde mis entrañas y escuchando a esta mujer con atención, diciéndole algunas cosas que no le he dicho a nadie. Hablándole con demasiada sinceridad a una bella mujer que acabo de conocer, con la que me siento tan a gusto; con una copa en mi mano y la otra mano muy bien acompañada de su atractivo muslo.

La verdad es que no era difícil elegir entre ella y la chica que la acompañaba, una preciosidad de menos de veinte años, con extraordinarias piernas y lindísimo rostro. Soy igual a todos, si tengo que elegir elijo a la más bella. Porque mi reciente confidente es muy atractiva, pero ya se han juntado demasiados ayeres no tan felices debajo de sus ojos, que le acentúan la tristeza natural de su mirada. La triada entre sus nalgas, caderas y piernas me atraen demasiado, a pesar de las imperfecciones de la edad que muestra la desnudez de su piel donde quisiera posar mis manos, y luego mi boca. Morderla sin consecuencias.

No he sido yo quien eligió a la madura sobre la extravagante joven, han sido las circunstancias. Seré ordinario pero no soy un grosero, y mientras dialogaba sobre nada particular con la mayor, la joven de la inocente mirada se ha marchado, llamada por alguien más. Pocos minutos después me doy cuenta de lo afortunado que he sido de compartir una copa y la charla más sustanciosa en mucho tiempo con esta todavía bellísima mujer, quien luego me dejó boquiabierto al menear deliciosamente ese abundante trasero sobre el escenario. Nada que ver con los torpes aunque entusiastas movimientos de su pequeña discípula.

La única copa que pude comprarle se terminó demasiado pronto pero estoy satisfecho y contento, en este lugar de humo, alcohol y culos al aire bamboleándose entre los pasillos o sobre el escenario. Mi vanidad me hace sonreír. Me bastó una copa para que este mujerón me diera su número de celular. Y aunque no esté buscando una relación ni me atraiga en la absoluto enredarme con una mujer de la noche una parte muy insistente de mí sonríe al pensar que podría terminar una noche entre las sábanas de la hermosa mujer de la cábala. Qué hacemos, sólo soy un hombre común.

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