lunes, 9 de mayo de 2022

incapacidades

Cuando estudias Historia del Cine en una escuela, parece inevitable pasar por la vista de un fragmento, que pareciera eterno y más insufrible que cualquier telebasura, de El nacimiento de una nación de D W Griffith. Película que resultaría in-visible para toda esa gente adoradora de lo correctamente moral, que por ejemplo parece horrorizarse con el (tierno y tímido) beso que le da el Príncipe a una prolongadamente dormida Blanca Nieves. Que a pesar de ser un beso de amor verdadero, se limita a un piquito de los labios de él brevemente posados en los de ella; pero que a pesar de ello, escandaliza a una de las partes más, en mi opinión, retrógradas de la sociedad.

Pero ibamos a hablar de lo insufrible que resulta, al menos para mí lo fue, aunque creo recordar que una breve siesta acudió en mi auxilio, ver una película vieja, aunque considerada fundamental, en la hasta ahora breve historia del Cine.

El motivo me parece sencillo. Estamos demasiado acostumbrados al bombardeo de planos en un filme. Y sólo estoy hablando de los distintos planos (tomas) que forman las escenas de la mayoría de las cintas actuales, si le sumamos lo efectistas que son muchas de estas películas, el contraste es aún mayor cuando vemos un cine tan arcaico.

He ejemplificado mi argumento hablando de cine, pero pasa lo mismo con la literatura. Te encuentras con opiniones de gente que dice no ser capaz de leer algún libro que pide un poco de compromiso del lector, recuerdo la mención de La insoportable levedad o Rayuela, entre algún otro.

La lógica es la misma, si no se tiene gusto por la lectura o si sólo se leen lecturas sencillas, en lo que el mismo Cortázar llamaba "lectores hembras", para espanto de aquel grupo de espantados, que espero no pasen por aquí (pienso que serán aquellos que me retiraron su contacto en facebook), me parece inconcebible que puedan leer por ejemplo Ensayo sobre la ceguera, que recuerdo se popularizó en el inicio de la pandemia. 

Y es que, si no se pueden pasar páginas, si cuesta comprender las letras, pues ahí está la película, que es de Meirelles (un buen director); ¿y para qué complicar algo que se puede resolver en dos horas con elenco internacional?

 



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