Tan lindos son los sueños que el suicida
puede mirar aún tras los escombros,
que un sueño entre tormentas le susurre
que aún puede vivir entre demonios.
Y aferrarse a una luz entre las sombras
sin importarle el peso que los hombros
cargan desde hace tanto por inercia
instalado en absurdos protocolos,
de días que se apilan sin razón
y de noches carentes de propósito.
Pues incluso la noche más oscura
la dueña del invierno más monstruoso,
la que pare suicidios sin pudor
y ha llenado sin pena manicomios,
pudiera dar cabida a la esperanza
aun en ese entorno pesaroso.
Yo sueño con que algún día volveré a tener sueños
ResponderEliminarUn abrazo
No sabes el gusto que me da verte aquí querida Alís, pero me entristece eso de que no tengas sueños.
EliminarTe abrazo