Yo aprendí de pequeño que el sexo era prohibido. Me dieron a entender que era malo. Incluso no se le podía nombrar, ni a él, ni a nuestras partes corporales involucradas en su realización. Una orgía de eufemismos.
Tenía lógica que al ser algo malo, fuera prohibido a los
sacerdotes, quienes habían consagrado su vida a Dios. Recuerdo que en el
catecismo nos dijeron que ellos se habían casado con la iglesia, lo que sea que
eso significara. Entonces no sabía nada de naturaleza humana y necesidades
fisiológicas.
Crecí con el tabú del sexo. Deseado por los hombres,
despreciado por las mujeres, a riesgo de ser tachadas de putas, aunque para
ellas también había lindos sobrenombres. Hablábamos de él en secreto, a
escondidas con los amigos, en una perversa complicidad.
Una vez que tienes sexo la perspectiva es diferente. Aunque
todos esos fantasmas siguen rondando fastidiosos. Por fin lo has vivido. Por
fin sabes qué se siente. Por fin has sentido un orgasmo, aunque no puedas
describirlo. La incógnita sobre si acaso eres eyaculador precoz o un campeón
entre las sábanas te da indicios de realidad. Pero aún no sabes nada.
Después de un tiempo puedes saber que el sexo es algo
hermoso. Una de las cosas más hermosas que tenemos los seres humanos. Es la
forma mediante la cual perpetuamos nuestra especie y podemos ser padres y tener
descendencia. Mediante el sexo nacemos, existimos. Es el acto a través del que
experimentamos el mayor placer físico (bueno, yo no podría describir el placer
que da por ejemplo la heroína, pero recuerdo la descripción que se hace en
Trainspoting), un placer compartido además.
Entonces, si el sexo es bello, por qué esa negación, esa
condena, esa represión:
El sexo es tan malo, que el “salvador” Jesucristo, no pudo
nacer a través de él, a través de un acto impuro y feo, de algo soez. Sí nació
de una mujer, pero ella no tuvo sexo. Ella se embarazó a través de un acto
mágicocósmico, mismo acto por el que también dio a luz; ya que hay que recordar
que es una virgen purísima y castísima (que si lo es, no sé por que tanto
andarlo recalcando, hasta me hacen dudar), que nació sin pecado original.
Y así podemos ver, que de ahí viene toda esta negación de
nuestra sexualidad, de negarnos en nuestra naturaleza más básica, más
elemental: Si Cristo no nació a través del sexo, es porque es malo. Así de
simple. Si los benditos sacerdotes no pueden (bueno, ya todos vimos que si
pueden) tener relaciones sexuales es por lo mismo. Y entonces parece que los
que tenemos relaciones sexuales por el puro placer de tenerlas, y no con el fin
único de procrear, somos más que pervertidos. Y ahí hubo un inmenso error de
planeación: si el sexo era para procrear, no debió ser tan placentero, debió
ser doloroso; así sólo quien de verdad quisiera tener hijos los tendría.
Epílogo:
Epílogo:
Hay un anuncio
comercial en la televisión, que intenta vender unas pastillas para tratar
infecciones vaginales. La voz en off de una mujer, indica a las chicas, y no
tan chicas, que no deben sentir vergüenza al pedir el medicamento, ya que no
sólo a través del sexo se pueden infectar. Así que nadie deberá pensar que son
unas “locas” sexuales que tienen una vida sexual activa y pecadora. Incluso, el
eslogan del producto sentencia: “el de las niñas bien”. Las niñas bien no
tienen sexo. Eso todos lo sabemos.
Primero: me gusta tu nueva foto de perfil
ResponderEliminarSegundo: crecimos fisicamente bajo los mismos principios, por fortuna luego "crecimos" verdaderamente.
Saludos Marta.
EliminarMuchas gracias, la otra era una foto de mi admirado Bukowski, esta, te contaré que es un autorretrato de hace 10 años.
Cuídate, un abrazo.
'Una orgía de eufemismos' –excelente.
ResponderEliminarMe gustó mucho esa figura retórica. Gracias Jessica.
EliminarMe encanta, no sólo porque he escrito algo parecido refiriéndose a tabúes en el sexo femenino, sino porque veo en tus palabras un reflejo de lo que pienso. Por eso me encanta esto de los blogs, porque descubres como hay personas de todas partes del mundo que comparten contigo algo tan importante como es la manera de pensar.
ResponderEliminarUn saludo y aquí sigo, leyendo otras historias tuyas.
Muchas gracias por tu tiempo y tus palabras. Y pues por aquí nos seguiremos leyendo. Un abrazo.
EliminarUn artículo y una reflexión excelentes con una mordacidad muy bien empleada como crítica de la realidad hipócrita en que tanto se ha mantenido al hombre subsumido. El final de tu artículo no tiene precio, porque la claridad con que develás el metamensaje del comercial es casi catártica.
ResponderEliminarMuy bueno.
Muchas gracias por tus palabras Gavri. Un abrazo.
EliminarMe ha gustado el artículo. Incisivo donde tiene que serlo pero creo que a la par, contado desde la tristeza del recuerdo de aquellos tabúes. Un saludo.
ResponderEliminarGracias por leer y comentar. No sé si tristeza, tal vez algo de nostalgia de aquellos años de feliz ignorancia. Un abrazo.
EliminarPor suerte (por decirlo de alguna manera) crecí con el mensaje de que el sexo es algo natural, no prohibido. Todo lo contrario a lo que a vos te inculcaron desde la más tierna infancia. Así que si tuviese que escribir sobre este tema, debería comenzar diciendo todo lo contrario para no faltar a la verdad.
ResponderEliminarRecuerdo que en una oportunidad, cuando tenía unos doce o trece años, en la escuela nos quisieron dar clases de educación sexual. Sin embargo, varios padres se opusieron radicalmente. ¿Cómo era posible que les quisieran enseñar "eso" a sus hijos? Por ende, las clases nunca se dieron, cuando nosotros nos la pasábamos hablando de sexo todos los días, incluso entre hombres y mujeres.
Todavía hay mucha hipocresía rondando el tema de la sexualidad, pero creo que hemos ido evolucionando en ese sentido. Hace nada más que quince años se podía armar un escándalo mediático por algo que hoy pasaría desapercibido.
Sin dudas la iglesia tiene mucho que ver en esto, y vos lo apuntás muy bien en tu reflexión.
Si nos ponemos a pensar, la señal de la cruz dice: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo..." A la "Madre" la encubren detrás del "Espíritu Santo", que además es un nombre masculino, cuando todos sabemos que el componente masculino y femenino se encuentra en todo lo que existe en el universo y es tan necesario uno como el otro para la procreación. Así y todo estos señores decidieron que la Madre iba a ser el Espíritu Santo, y a alguno se le ocurrió decir que María quedó embarazada por arte de magia y que Jesús nunca tuvo relaciones.
Supongo que algún día se va a saber la verdad y todos vamos a vivir nuestra sexualidad libremente y sin culpas, como tendría que ser algo que es primordial para el ser humano.
Saludos Jorge, pues yo creo que si tuviste mucha suerte al ser educado de esa manera, pienso que se te brindó la oportunidad de ser más libre que otros.
EliminarMira que puesto como lo pones, ese asunto de la santisisisisisima trinidad suena a lío homosexual, jajajaja, pero mejor ya no digo mas.
Muchas gracias por tus palabras y por tu tiempo. Un abrazo a la distancia.
Leí ambos articulos el de Amanda y Gildardo. cuanto me he reido! Que tontos los que le han tratado de sembrar la idea de que el sexo es un capricho del ''culo'' .... valla que no!.Es una estupenda necesidad, por la misma razón que las nubes hacen llover, y es una necesidad de las más maravillosas que creo el no se quien y que a esta altura en verdad no me importa. Si no tener sexo hace que me envien al cielo, prefiero ir al infiermo, porque ninguno de mis amigos estarán allí como dice el gran Oscar Wilde. (desahogo; concecuencia de tener un blog tan variado).
ResponderEliminarMe alegra que te guste lo que escribo. Un abrazo fuerte.
Eliminar"Una vez que tienes sexo la perspectiva es diferente" Y se te da vuelta el mundo entero y no entiendes nada, y tus ideas y opiniones y sensación y todo aquello en lo que habías creído... en fin, no fui la única. Me gustó tu punto de vista. Hoy comencé a leerte. Me atrapó tu blog.
ResponderEliminarPues muchas gracias por leer, por comentarme. Gracias por tus palabras. Un abrazo.
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