Sube una mujer a un
autobús en el que no hay asientos disponibles. Muchos de estos asientos están
ocupados por hombres. Dice la mujer en voz alta, molesta: –Mmm, ya no hay
caballeros. Alguien contesta desde el fondo: –No señora, lo que no hay son asientos.
Me choca la idea de ser un caballero. De la caballerosidad.
De ser caballeroso. O al menos la idea que aquí se tiene de los caballeros.
Creo que eso de ser caballero, al menos aquí en México, tiene que ver
forzosamente con sexo. Un favor hecho al sexo femenino esperando una
retribución amistosasexual, de preferencia más sexual que amistosa. Querer
quedar bien con el sexo opuesto. Por qué otra razón un hombre cede su lugar en
el autobús a una mujer atractiva.
Creo mas bien en la amabilidad. En que debemos ser amables
con los demás por un asunto de simple convivencia, de cordialidad. Por
amabilidad le cedo mi asiento a una mujer embarazada, o con un niño en brazos;
a un anciano o a un niño, porque ellos necesitan más que yo estar sentados.
Estoy siendo amable, no caballeroso.
Así que, ese acto amable, lo puede hacer un hombre o una
mujer. La amabilidad no tiene que ver con el sexo, con el género. Le cedemos el
lugar a alguien que lo necesita más. Así de simple. Por lo tanto, esa mujer que
le da su asiento a la mujer embarazada, no tiene por qué reclamarle a los
hombres su falta de amabilidad; ella es amable porque le nace serlo, no porque
ningún hombre fue “caballero”, y entonces ella tuvo que hacer lo que nadie
quería hacer. Uno es amable por una cuestión moral, no para que te aplaudan.
Por otra parte, no creo que tenga ningún mérito abrir la
puerta del auto para que entre una mujer.
Que buena reflexión. Siempre es fantástico leerte. Yo siempre digo que no hay persona más machista que una mujer
ResponderEliminarMuchas gracias. Pues lo mismo digo. Me gusta leer lo que escribes. Un abrazo.
EliminarLas culpables somos nosotras las ''damas'' por no avergonzarlos en el momento adecuado, a la hora adecuada, delante de las personas adecuadas.
ResponderEliminarSaludos Kiara, la verdad no entiendo muy bien a qué te refieres. Me disculparás. Un abrazo.
EliminarGilo, estamos de acuerdo. Hay unas directrices morales que nos azotan en tiempos que ya no deberían, es decir, a estas alturas de la vida no deberían hacernos el reclamo que tu nos ilustras.
ResponderEliminarBásicamente soy de los que no le doy el puesto a casi nadie por presión social, estoy por encima de ello... pienso que tengo el suficiente criterio para darme cuenta si una persona necesita de mis servicios que por iniciativa propia decida ofrecer, por por "el que dirán" si no soy "caballeroso".
Un placer amigo, nos leemos.
Saludos Diego, pues así es todavía, un montón de actitudes que tenemos no porque nos nazcan sino porque es lo que se espera que hagamos. Un abrazo, y sí, nos leemos.
EliminarNo dejas de tener razón, pero la sociedad ha arrastrado estas "costumbres" por años, es por ello que aunque el modelo va cambiando las personas de mayor edad extrañan estos comportamientos "caballerosos" de generaciones más jóvenes. La mujer era vista antiguamente como el sexo débil, más frágil y por ello los hombres tenían estos detalles de delicadeza hacia ellas. Por mi parte puedo decirte que no me hace falta que me den el asiento, que me lleven las bolsas o me sujeten la puerta, pero si he de decir que cuando un hombre lo hace me encanta. Un saludo!!!
ResponderEliminarEs bueno verte por acá. Y sí, son costumbres que heredamos, cosas que hacemos a veces sin saber por qué. Y también sé que es lindo que te halaguen. Un abrazo Amanda.
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