martes, 29 de marzo de 2022

sin palabras

Generalmente en los velorios sólo puedo abrazar a la gente. Pese a mis esfuerzos, no me salen las palabras. Me quedo ahí, mirando al a veces devastado doliente sin poder decirle nada. Los abrazo. Y ha habido abrazos inmensos, que le dicen que ahí estoy, aunque sea para sostener su hombro y ver correr sus lágrimas. Para escuchar, que en estos tiempos parece demasiado. 

Y me parece ridículo repetir esas frases hechas, que en verdad me suenan vacías y que a mí no me dicen nada. Sólo es mi perspectiva, pero escucho a tantos repetir como robots: mi más sentido pésame. Será que de tanto oirlo se me ha desgastado.

Reflexionaba hace poco en torno al silencio pertinente y esperado, agradecido. Un silencio que no pregunta ni juzga ni cuestiona nada; que se limita a acompañar. Un silencio que pienso que ahora es mucho más difícil de encontrar. Y de dar, claro.

Aunque al último velorio que fui, el año pasado, el de una buena amiga de mi madre, en nombre de ella pero también por mí. Una señora muy dulce que siempre me trató muy bien, de alguna forma tuve las palabras para decirle algo a su esposo, también una buena persona. Poderle decir que lamentaba la partida de su esposa. Seguro consecuencia de la terapia.

 


 

2 comentarios:

  1. En general, me cuesta expresar mis sentimientos, sobre todo en público. En los velatorios odio repetir esa frase de "le/la acompaño en el sentimiento", una expresión tan usada que ha perdido para mí todo su valor. Casi prefiero un sincero "lo siento mucho" y un apreton de manos o un abrazo, según la cercanía hacia esa persona doliente por la pérdida de un ser querido.
    Lo importante es la naturalidad,la espontaneidad, no las frases hechas y aprendidas de memoria.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Concordamos Josep.
      Sí, eso es lo importante, aunque a veces nos quieran hacer creer que no lo es.
      Abrazos.

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